Tal día como hoy del año 1808, hace 217 años, en Bayona (País Vasco-Francia), el emperador Napoleón, que pocas semanas antes había adquirido la corona española (Abdicaciones de Bayona), promulgaba la Carta de Bayona, que se anticipaba cuatro años a la Constitución de Cádiz (1812), y, por lo tanto, se convertía en el primer texto constitucional promulgado de la historia del Estado español. Los nacionalistas españoles no le reconocen esta condición porque, argumentan, si bien fue redactada por un grupo de notables españoles, su contenido estuvo permanentemente fiscalizado por el propio Napoleón y por su cuñado y hombre fuerte en Madrid, el general Murat.

Pero, en cambio, la Constitución de Cádiz, llamada la "Pepa" (1812), no fue promulgada por el rey hasta 1820. Y aunque el nacionalismo español la considera la primera Constitución, no tiene más legitimidad que la de Bayona. Porque, si bien también fue redactada por un grupo de notables españoles, los ponentes de Cádiz, a diferencia de los de Bayona, eran un grupo sedicioso que se había rebelado contra el legítimo régimen bonapartista (Napoleón había comprado la corona española, la había pagado a satisfacción de los vendedores Carlos IV y Fernando VII y la había cedido a su hermano José, que sería coronado rey de España como José I y promulgaría la Constitución de Bayona, 1808).

La Carta de Bayona (1808) también era más progresista que la Constitución de Cádiz (1812/1820). Estaba claramente inspirada en el Código Civil napoleónico y en el corpus de leyes implantado durante la Revolución Francesa (1789-1794). En Catalunya, la Carta de Bayona no tuvo nunca vigencia porque, con la compra de la corona española (mayo, 1808), Napoleón separó el Principado de los dominios españoles y lo incorporó al Imperio francés como una región más (1808-1814). Durante aquella etapa, la carta magna que regiría la política catalana sería el Código Civil napoleónico, que no se llegó a editar en catalán porque el destino de la guerra precipitaría el fin del régimen bonapartista (1814).