Decía hace unas semanas el líder de Democràcia i Llibertat (DiL), Francesc Homs, que si no fuera por “la agenda catalana”, ya habría gobierno en España. El diputado hacía referencia al derecho a decidir y el proceso de independencia de Catalunya, en unas declaraciones que se produjeron en los minutos posteriores a la investidura fallida del candidato propuesto por el Rey, Pedro Sánchez. Era la primera vez en la historia del Estado que el Congreso tumbaba por segunda vez un aspirante a presidente, llevando al país a un escenario de bloqueo institucional. Así, parece que la situación sólo puede encontrar una salida temporal con la disolución de las Cortes el 3 de mayo y la convocatoria de nuevas elecciones para el 26 de junio. El hecho es que no hay candidato a la investidura, ni los principales partidos tampoco han movido posiciones ni vetos para sumar una mayoría suficiente para que lo haya. 

Ahora bien, el número dos de DiL, Carles Campuzano, aseguraba que el Estado saldría del callejón sin salida si buscaba vías para dirimir el conflicto entre Catalunya y España, mediante el referéndum. Contrariamente, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, afirmaba en la sesión de investidura que la gobernabilidad española "ya no dependería de los nacionalistas”. Es decir, que con Podemos y C's, no se producirían situaciones como la del expresidente José Maria Aznar en 1996, cuando necesitó los votos de CiU, PNV y Coalición Canaria para investirse presidente. Así y todo, los acontecimientos recientes ocurridos en la arena política española muestran indicios de transformación en las principales fuerzas políticas del Estado, que descansan en la espalda del proceso catalán, que marca agenda en Madrid, al par que no permite salir del bloqueo para la formación de gobierno. 

1. Podemos, gobernabilidad

Podemos se ha convertido en pieza clave para la gobernabilidad de España. Con los 90 escaños del PSOE, los 69 de la formación morada, y la abstención de formaciones como ERC y DiL, a estas alturas Pedro Sánchez estaría instalado en la Moncloa. Eso, a pesar que del secretario general del PSOE asegura que no hay “mayoría suficiente” para un gobierno de izquierdas. Cosa que no explica, según el líder de Izquierda Unida (IU), es que el dilema "O Rivera, o Rajoy" es "falso". Es decir, que la alternativa no se ha materializado, ya que el texto de diciembre del comité federal del PSOE prohibía explícitamente los pactos con partidos que proclamaran referéndums u otros ítems que causen un agravio a la unidad de España. Es por ello que el PSOE insistió durante la ronda de negociaciones en que Podemos abandonara el referéndum, añadiendo que “en ningún caso”, aceptarían que Sánchez fuera presidente con la abstención de los independentistas. El propio secretario general ya lo dijo durante el discurso de investidura: “El gobierno de España no descansará sobre la espalda de partidos como ERC”, afirmaba. A su vez, el cabeza de lista de Podemos, Pablo Iglesias, parece dispuesto a mantener el referéndum como línea roja para cualquier pacto.

2. Frente constitucionalista

El acuerdo entre PP, PSOE, C's, o entre PSOE y PP también sumaría suficiente para la formación de gobierno. Hasta el momento, no se ponen de acuerdo sobre cómo articular la “gran coalición”, pero comparten la voluntad de “preservar” la unidad del Estado, “frente aquellos que quieren romperla”. Estas proclamas, comunes en los tres, hacen referencia a Podemos o a los nacionalistas. Precisamente, uno de los elementos que Homs tildó de “victoria” es que el primer pleno de la legislatura se empezara con la votación de dos proposiciones no de ley sobre la unidad de España, como ejemplo de hasta qué punto marca agenda en el Congreso el proceso catalán. 

3. Plurinacionalidad

No es el derecho a decidir el único ítem que ha hecho repensar los fundamentos de España, al par que cuestionar el artículo 2 de la Constitución sobre la indivisibilidad de la nación. El llamado Ministerio de la Plurinacionalidad que plantean los podemitas es otro ejemplo de esta deriva, como también la creación del grupo plurinacional de Podemos, que pone de relieve una tendencia a repensar el papel de las nacionalidades en el Estado. Como comentó el líder d'En Comú Podem, Xavier Domènech, los morados ya llevarían tiempo haciendo esta reflexión, que entre otras cosas, se ha materializado en compartir los tiempos de comparecencia en el Congreso. 

4. Congreso multilingüe

Hasta el momento, la Corte española sólo, o prácticamente sólo, oía hablar castellano entre los diputados. Pero en el último pleno de investidura se escuchó el catalán, el gallego y el euskera, también. El gesto podría haber sido motivo de llamada de atención con anterioridad, pero fue llevado a cabo por Rivera, Homs, Joan Tardà (ERC), Aitor Esteban (PNV), entre otros representantes de EH Bildu, Compromís, y el propio presidente de la cámara, Patxi López. Precisamente, López destaca por ser más permisivo que anteriores presidentes, en otras cuestiones, y también en esta.

5. Junts pel Sí en Madrid

Por el lado de ERC y DiL, la voluntad de trasladar el proceso también al Estado generó la necesidad de asumir compromisos como la unidad de voto, es decir, votar 'no' y no abstenerse si no era a cambio del referéndum. Es por ese motivo que Homs propuso una lista única catalana, en caso de advenimiento de nuevas elecciones, qué Tardà rechazó, ya que cree que no habrá otros comicios.

6. PSOE, federalismo

La propuesta plurinacional de Podemos también generó movimientos en otros partidos como el socialista. Para su pacto de gobierno, el PSOE recuperó el acuerdo de Granada, donde contempla la construcción de un Estado Federal en España. No solamente incluyeron el punto en su programa de gobierno para la investidura, sino también en el pacto con C's. A pesar de que la propuesta federal no está desarrollada, ni siquiera "mínimamente", supondría una transformación del Estado español en materia territorial, competencial y de financiación para los nuevos Estados federados. El Estatuto de Autonomía, según dijo Sánchez, igualmente sería reformado y los 23 puntos del expresidente Artur Mas, recuperados y cumplidos. Así y todo, Tardà afirmó que “no se creía ya nada”. El hecho es que harían falta los votos del Partido Popular (PP) para el cambio constitucional, quien dificultaría la tarea, ya que no parece estar dispuesto a emprender el camino del federalismo.

7. C's, ‘anticatalanismo primario’

Precisamente, el Pacto de El Abrazo, como llaman coloquialmente al acuerdo con C's, tuvo un porcentaje de votación entre la militancia socialista mucho más bajo en Catalunya, en comparación con el resto de comunidades. Este punto pone de manifiesto el retroceso electoral del PSC como fuerza, al par que su secretario general, Miquel Iceta, atribuía causas a la propia génesis del partido. “C's es de un anticatalanismo casi me atrevería a decir primario”, dijo Iceta a los barones en el comité del PSOE, para justificar la baja movilización de las bases catalanas en la aceptación de este. Hacía referencia a cuestiones como la inmersión lingüística, a que los naranjas son contrarios. Asimismo, podía aludir al texto que consta en el pacto, que compromete socialistas y naranjas a mantener la unidad del Estado y evitar referéndums de secesión. Ahora bien, recientemente la nueva líder, Inés Arrimadas, ha potenciado la voluntad de dirigirse a la empresa y las profesiones liberales, reduciendo la oposición a las cuestiones como la lengua.

8. ¿Catalanofobia? No en la UGT

Más allá del ámbito político, uno de los acontecimientos recientes que ha llevado el derecho a decidir a primera línea de la política en España es la elección de Josep Maria Álvarez como secretario general de la UGT. Álvarez nunca ha sido independentista, a pesar de que sus opositores contribuyeron a potenciar el hecho como forma de debilitamiento de su candidatura. Para él, la autodeterminación “no es una prioridad” ante las cuestiones laborales; tampoco tiene como objeto cambiar el posicionamiento del sindicato. Ahora bien, las primeras palabras ante los medios, tras su nombramiento fueron: “es la primera vez en España que la catalanofobia no ha ganado en este país. Y estoy orgulloso de que sea la UGT la primera organización en el ámbito del Estado en la que no ha funcionado”, decía.

9. Nacionalismo discursivo

La tesis de Aznar de que “se puede” ganar las elecciones en España sin apelar a la cuestión nacional catalana, caló durante las últimas elecciones españolas. Ningún partido la utilizó, aunque el debate posterior sí ha sido caracterizado por acusaciones sobre la españolidad de unos y otros.

Tras de la presentación del pacto entre PSOE y C's, la vicepresidenta del gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, afirmó que suprimir las diputaciones, punto que incluía el texto de sus adversarios, era una "antigua reivindicación nacionalista", equiparando el hecho en las vegueries. Así, lanzaba una acusación velada a C's por su españolidad. Recientemente, el PP volvió a atacar a los naranjas, preguntándose el vicesecretario del PP, Javier Maroto, cómo Albert Rivera permitía a Sánchez que hubiera 72 municipios del PSC en la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), a la vez que la alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet, Núria Parlon, se mostraba próxima al derecho a decidir, o por qué se reunía el socialista con Carles Puigdemont, president de la Generalitat.

Cansados de estas y otras acusaciones, el portavoz de C's en el Congreso, Juan Carlos Girauta, aseguró: "Los cojones en Catalunya los ponemos nosotros". Quería expresar que son los naranjas los que han hecho oposición al procés catalán. 

Así, parece que Catalunya podría ser artífice del cambio en España, con respecto a las cuestiones territoriales, al par que ya marca la agenda y bloquea la investidura, habiéndose impuesto las tesis de Homs a las de Rivera, al menos, hasta el momento.