Riesgo real de ruptura en la Assemblea Nacional Catalana. La tensión que ha agitado la entidad independentista estas últimas semanas, con el debate por la lista cívica en el centro, ya provocó una primera dimisión: Mònica Batalla, uno de los 68 miembros del Secretariado Nacional (el órgano dirigente), decidió "irse" por las diferencias con la línea oficialista pilotada por la presidenta. Dolors Feliu no ha escondido en ningún momento su apuesta para presentar una cuarta candidatura independentista a las próximas elecciones en el Parlament, y esta cuestión motivó la marcha repentina hace ahora dos semanas.

Pero si aquella salida fue a título individual, ahora las dimisiones podrían darse en demasiado. Según ha podido saber ElNacional.cat, un importante grupo de dirigentes críticos con la estrategia de la presidenta están valorando dimitir este próximo sábado, cuando se celebrará la próxima reunión del Secretariado Nacional. Fuentes conocedoras han asegurado que no hay "nada del todo seguro", pero que de momento se está sopesando esta opción, que en todo caso tendría que ser "en bloque" con el fin de conseguir el objetivo deseado: forzar una asamblea extraordinaria en la ANC.

Una asamblea extraordinaria que serviría para forzar nuevas elecciones a la entidad. Las últimas tuvieron lugar hace menos de un año: lo ahora vicepresidente Jordi Pesarrodona obtuvo el máximo apoyo de las bases, pero la posterior votación interna situó a Dolors Feliu al frente de la entidad en mayo. Unos nuevos comicios permitirían relevar a la actual presidenta y satisfacer los deseos del sector crítico. Ahora bien, eso tendría que ser solo la "primera consecuencia", y no el objetivo final. La intención de los disidentes es definir cuál tiene que ser el papel de la ANC en la "segunda etapa" del procés, así como provocar una reconfiguración interna con una dirección más colegiada y sin protagonismos. "Sin una hoja de ruta de país y sin redefinir los actores y el papel de cada uno, un cambio de presidencia podría no servir de nada", alerta la misma fuente.

Tres semanas de guerra interna

La reunión de este sábado tendrá lugar en medio de un ambiente absolutamente sofocante, y que llega después de que las diferencias se hayan intensificado en las últimas tres semanas. El pleno extraordinario del pasado 28 de enero tenía que servir para poner en marcha un grupo de trabajo interno sobre la lista cívica (una propuesta pilotada por Dolors Feliu y el futuro vicepresidente Uriel Bertran), pero la propuesta quedó sorprendentemente rechazada con 28 votos a favor y 29 en contra. La tensión empezó a crecer durante los siguientes días, cuando el secretario nacional Josep Pinyol colgó un artículo en el cual acusaba la presidenta de haber "retorcido los Estatutos" para silenciar los críticos, y cargaba contra la "visión estrecha" de la línea oficialista con la cuarta candidatura independentista.

Lejos de resolverse, la crisis interna tan solo se manifestó de forma más evidente cuando la semana pasada se hizo pública la creación de una corriente interna disidente, bajo el nombre de colectivo Indesinenter, que abogaba por una remodelación del Comité Permanente (integrado por 12 miembros, 10 de los cuales son de la línea oficialista) como condicionante para "reconducir a buen puerto" las diferencias. En el mismo comunicado, los críticos acusaban el órgano de "centralización, autoritarismo y abuso de poder". La noticia generó sorpresa entre algunos miembros de la entidad, que acusaban el colectivo de hacer "oposición destructiva" y generar "desconfianza" hacia la ANC y la lista cívica. Sin haber resuelto la tensión, la entidad independentista se encamina hacia una reunión este sábado que no será el último capítulo de la guerra interna más importante desde su fundación hace más de diez años.