Desde el pasado 30 de junio ya está abierto el proceso de solicitud de la ayuda del Govern de Catalunya para que los jóvenes de 18 a 35 años que lo deseen puedan pedir un crédito para pagar la entrada de una vivienda. El préstamo, gestionado por el Institut Català de Finances (ICF), no podrá superar el 20% del precio total y su máximo será de 50.000 euros, con un interés del 0%. La vivienda en cuestión tendrá que ser la residencia habitual de la persona que solicite este crédito y la parte más golosa es que el crédito se devolverá cuando se haya pagado la hipoteca del 80% restante. Suena bien, ¿verdad? Pues hay un pequeño detalle que puede pasar desapercibido y que todos los solicitantes de esta ayuda deberían tener muy claro para no pillarse los dedos. O si se los quieren pillar, al menos que no puedan decir que no han sido advertidos.
Me refiero a una de las condiciones establecidas para poder acogerse a este crédito, que no es otra que la vivienda se convierte automáticamente en una vivienda de protección oficial (VPO), con todo lo que eso supone. Básicamente, la principal consecuencia es que nunca más se podrá vender a un precio libre o de mercado, sino que se tendrá que vender por el precio de compra, con los correspondientes y lógicos incrementos del IPC. Eso significa que si un joven compra ahora un piso de 200.000 euros y se lo quiere vender al cabo de diez años, tendrá que ser por esta cantidad exacta, a la que habrá que sumar la inflación de los diez años. Si quiere comprarse un piso nuevo, que probablemente será a precio de mercado, no le bastará, porque venderá a precio público para comprar a precio de mercado. Es decir; pagará la diferencia que exista entre el precio del metro cuadrado de un piso comprado hoy y el precio del metro cuadrado del próximo piso que se comprará. Y que ya puedo asegurar que será mucho más del 20%. ¡Alto! También tendrá que pagar el impuesto de transmisiones patrimoniales, tanto la primera vez como la segunda vez.
Aquí no hay colaboración de ningún tipo, sino que un privado paga un piso que se convierte en público
Es evidente que para un joven con la necesidad urgente de emanciparse para poder empezar un proyecto de vida autónomo, este requisito le puede parecer menor o, quizás, una cuestión a largo plazo que ya afrontará si en algún momento quiere vender su vivienda. Es comprensible que sea así. El problema inmediato del joven queda ahora resuelto y Dios proveerá más adelante. Quizás el joven en cuestión pueda pensar que nunca se cambiará de piso, pero yo ya he cambiado de vivienda en doce ocasiones porque la vida da más vueltas que una peonza. Algún alma caritativa dirá que el joven que se acoja a esta ayuda no podrá especular con el piso. Pero no se trata de especular nada, sino de invertir en un piso para vivir allí ahora para poder comprar otro igual o mejor mañana, tal como los catalanes hemos hecho toda la vida. Con este plan será al revés: por el mismo precio irá necesariamente a un piso peor.
Hay que reconocer que, por parte del Govern, la jugada es redonda y prácticamente sin ningún coste. Los jóvenes pagan un piso a precio de mercado de su bolsillo y, por arte de magia, el piso se vuelve de protección oficial, de modo que la Generalitat lo puede sumar a las 50.000 de viviendas de protección oficial que nos han prometido. Si 5.000 jóvenes se apuntan, ya tendrán el 10% en el zurrón, a un coste de cero euros. Desde el Govern se dijo que el plan es un ejemplo de "colaboración entre el sector público y privado". La afirmación es atrevida, porque aquí no hay colaboración de ningún tipo, sino que un privado paga un piso que se convierte en público. Es como si una empresa constructora paga una autopista y se la queda el Govern. No veo mucha colaboración, aquí. Por cierto, no deja de llamar la atención que la tendencia mundial y los anuncios reiterados en nuestro país van en la línea de que las VPO dejen de ser de compra o venta, y sean siempre propiedad de la administración, que únicamente las podrá alquilar. Este plan va exactamente en la línea contraria, porque privatiza las viviendas de protección oficial. Precisamente, por eso tengo que decir que una medida como esta no la habría pensado nunca, yo, pero todavía menos habría podido adivinar que surgiría de un gobierno de izquierdas, porque, en resumidas cuentas, lo único que generará es el empobrecimiento, a medio y largo plazo, de los jóvenes que se acojan a ella.