Tal día como hoy del año 1816, hace 207 años, en Bogotá (entonces capital del virreinato español de Nueva Granada), las autoridades coloniales hispánicas ejecutaban a Josep Carbonell i Martínez, que había sido uno de los líderes pioneros del movimiento independentista americano. Carbonell dirigía un movimiento popular y clandestino que abogaba por la constitución de una república bolivariana, formada por todos los territorios hispánicos del continente sudamericano (virreinatos de Nueva Granada, Perú y Río de la Plata; y capitanías generales de Venezuela y Chile). Este movimiento estaba inspirado en los revolucionarios que habían conseguido la unión e independencia de todas las colonias británicas de Norteamérica y estaba dirigido por el general Simón Bolívar.

Josep Carbonell i Martínez era hijo del catalán Josep Carbonell i Rojas —nacido en Barcelona y criado en Bogotá— y era nieto del catalán Rafael Carbonell, que algunas fuentes indican que había nacido también en Barcelona y otros sitúan su lugar de origen en Vilanova i la Geltrú (Garraf). También las fuentes apuntan que el abuelo Rafael, nacido durante el primer cuarto de la centuria de 1700, habría pasado a las Américas muy probablemente después de la liberalización del comercio con las colonias, promulgada por Carlos III en 1776, que certificó el final del monopolio comercial castellano —ejercido por Sevilla y Cádiz— y que llevó a muchos comerciantes catalanes a las principales ciudades del Nuevo Continente.

Josep Carbonell era un firme partidario de la implicación de todos los estamentos de la sociedad en el proyecto independentista: grandes propietarios agrarios, comerciantes, jornaleros y esclavos —que serían liberados en el transcurso del proceso político. En este sentido, era un pionero, porque aquellos movimientos, inicialmente, no contemplaban la abolición de la esclavitud. Por este motivo, el año 1810 fue encarcelado por la Junta Revolucionaria de Santa Fe, el primer gobierno provisional de la independencia formado exclusivamente por los propietarios latifundistas. El año 1816, sin embargo, fue detenido y encarcelado por las autoridades coloniales hispánicas que, entonces, todavía ostentaban el control militar sobre la ciudad de Bogotá. Condenado a muerte, fue ahorcado en el lugar llamado Huerto de Jaime.