Uno de los principales argumentos contra la Iglesia católica es que no se aplica lo que predica. Que es una institución de sepulcros blanqueados, hipócritas e incoherentes. Cuando en la lógica de las instituciones despuntan actos de coherencia radical, el tiempo se detiene unos instantes y ofrece fotografías que desmienten el prejuicio. Es lo que ocurre en la cotidianidad de la buena gente, multitud de buenas intenciones, acciones y orientaciones por todas partes. El papa León XIV es un pontífice coherente, un hombre discreto cuyas acciones se mantienen con consistencia con su discurso, que ha heredado del papa Francisco. El gesto de visitar e inaugurar el nuevo ambulatorio de San Martín en la plaza de San Pedro es uno de ellos. Donde antes estaba la oficina de correos vaticana ahora se ha creado un centro médico para personas que viven en la calle, situado justo debajo de la columnata de la plaza a mano derecha. El nuevo centro amplía las prestaciones sanitarias del existente Ambulatorio Madre de Misericordia, establecido diez años antes por voluntad del papa argentino. El objetivo no es otro que ofrecer asistencia médica gratuita a los más necesitados y marginados de Roma y a quienes no tienen acceso al sistema sanitario italiano. El Ambulatorio San Martín está dotado de tecnología de última generación, incluyendo un nuevo servicio de radiología para diagnosticar de manera rápida enfermedades como neumonías, fracturas y tumores, que a menudo se detectan tardíamente en las personas sin hogar. El Papa sabe que no es la solución, y de hecho él mismo escribe que los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, solo deberían ser respuestas pasajeras, ya que hay que abordar las causas de la pobreza. También es consciente de que, si decenas de personas sin techo duermen en la plaza, esta urgencia la tiene en casa.
El objetivo no es otro que ofrecer asistencia médica gratuita a los más necesitados y marginados de Roma y a quienes no tienen acceso al sistema sanitario italiano
El complejo ofrece consultas médicas generales y especializadas; revisiones odontológicas; análisis de sangre; entrega de prótesis dentales, gafas y audífonos. Los pacientes reciben los medicamentos de forma totalmente gratuita en la Farmacia Vaticana, un gesto que el cardenal Konrad Krajewski (limosnero del Papa) subraya que contribuye a devolverles la dignidad al no sentirse inferiores o rechazados. Entre los dos ambulatorios se realizan más de 2.000 prestaciones sanitarias al mes y se atienden a unas 10.000 personas de 139 nacionalidades diferentes. Esta acción se enmarca en el compromiso del papa León XIV con los más vulnerables, tal como expresa en su primera exhortación apostólica, Dilexi te. Las iniciativas de caridad del Vaticano para los pobres son una tradición, pero la creación de estructuras físicas y continuadas (el CAP, las duchas) en la plaza, bajo la Columnata de San Pedro, fue impulsada firmemente por el predecesor de León XIV. La Declaración europea de Lisboa de 2021 se compromete a erradicar el sinhogarismo en 2030. Este compromiso se traduce en que nadie duerma a la intemperie por falta de un alojamiento de emergencia accesible, seguro y apropiado. Esta estructura pequeña vaticana está iluminando de manera humana lo que el cristianismo pretende difundir, y que no es solo mística o devoción, sino dignidad y compañía. Y pasa por la ducha y el ambulatorio, no solo por el oratorio.
