El president de la Generalitat, Quim Torra, ha sido entrevistado por el ex primer ministro de Escocia, Alex Salmond. 

En esta entrevista Torra ha hecho declaraciones de gran relevancia. Sobre todo porque vuelve a insistir en algo que siempre se ha defendido desde el soberanismo catalán: la consulta a la población, esto es, un referéndum, que pueda desarrollarse de manera legal y con todas las garantías, contando así con la aquiescencia del gobierno de España. O sea, lo que viene considerándose un "referéndum pactado". 

Es importante esta entrevista porque viene a plantear y a poner sobre la mesa la opción que siempre se ha defendido desde las filas independentistas. Pero en un nuevo escenario: con Sánchez a la cabeza del ejecutivo. 

Lo cierto es que el PSOE ha bailado al respecto en los últimos años. Basta un vistazo a la hemeroteca para comprobar cómo el asunto del referéndum ha dado más de un quebradero de cabeza en las filas del PSC y de su partido hermano, el PSOE. 

En el programa electoral del PSC para las elecciones autonómicas del 25 de noviembre del 2012 los socialistas catalanes incluyeron el siguiente compromiso: “Manifestamos nuestro convencimiento de que los ciudadanos y las ciudadanas de Catalunya deberán decidir libremente sobre cualquier propuesta de cambio substancial de las relaciones entre Catalunya y España, acordada entre las instituciones catalanas y españolas, a través de un referéndum, en el que se plantee una pregunta clara, a la que se deba responder de forma inequívoca, aceptando o rechazando el proyecto sometido a consulta”.

En este sentido, Iceta ha venido haciendo públicamente manifestaciones como estas: "El referéndum se tiene que poder hacer".

Aplastados por la sentencia del TC y por todo el enredo envenenado del Partido Popular, ahora hay que desfacer el entuerto

Sin embargo, durante los últimos tiempos, mientras el PSOE se posicionaba junto al PP y a Cs en la aplicación absurda y desproporcionada del artículo 155, el PSC se vio atrapado. Lo que se suponía que funcionaba electoralmente en España, era su suicidio en Catalunya. Y lo sabían. Por eso han mareado la perdiz. Que si el problema es la pregunta, que si el problema es modificar la Constitución, que si primero deberán votar los catalanes, que si después deberá votar toda España... El caso es que han ido dando vueltas generando cada vez más desconcierto y, sobre todo, mayor desconfianza tanto entre sus filas como entre sus votantes. 

Pero ahora, una vez que Sánchez está en el Gobierno, la cosa se supone que debe cambiar. Porque está claro que han de notarse diferencias respecto al ejecutivo de M. Rajoy y la cuestión fundamental a resolver por Sánchez, en lo que a la actualidad política se refiere es, sin duda, el asunto pendiente con Catalunya. 

Lejos han quedado aquellos tiempos de cordialidad y diálogo de Zapatero. Aplastados por la sentencia del TC y por todo el enredo envenenado del Partido Popular, ahora hay que desfacer el entuerto. Y no es sencillo porque se le han otorgado poderes al TC en 2015 que no debería tener. Hasta que Sánchez no meta mano ahí, todo lo demás va a ser mucho más complicado. 

Y por eso ahora trata de retomar el Estatut que quedó pisoteado, que ha venido siendo aplicado con todas esas modificaciones y que nadie ha refrendado después. Por su parte, desde el Govern de la Generalitat, le plantean hablar de referéndum, que es lo que resolvería esta situación. 

No es sencillo, porque está más o menos claro lo que saldrá en esa consulta. Y habrá que plantearse lo que sucederá después. Porque es evidente que ganará la opción que plantee una república para Catalunya. Y entonces, ¿qué?

 Todo lo que ha sucedido ha legitimado al soberanismo, abriendo los ojos de mucha gente que no sabía hasta el momento lo que se estaba poniendo sobre la mesa

Hace un año ya planteábamos la cuestión en estos términos. Y habría sido el momento adecuado, antes de llegar donde se llegó. Ahora esto es otra historia y todo lo que ha sucedido ha legitimado al soberanismo, abriendo los ojos de mucha gente que no sabía hasta el momento lo que se estaba poniendo sobre la mesa. 

Espero que ahora Sánchez lo vaya viendo también. Esta es una cuestión de democracia. Y que, en la medida en que se respete a un territorio que tiene mucho que decir, que merece justicia ante las aberraciones que contra él se han cometido, España podrá aprender y avanzar. Y esta lección le toca a Sánchez. 

Decían hoy algunos titulares que Torra "aparca" la república si España está dispuesta a hacer un referéndum pactado. Se veía claramente la intencionalidad en estas "informaciones", puesto que el president no plantea en ningún momento dar carpetazo al camino recorrido y a los derechos conquistados por la población catalana. Lo que está planteando es una vía de diálogo, de pacto y negociación que quedó interrumpida por la negativa al diálogo de hace un año, y de muchos más. Cuando al PP le daba votos (o eso se creían) inventarse un relato: ese que contaba que Catalunya no quería dialogar, no quería negociar y no quería hacer nada que no fuese por su cuenta y sin atender a razones de ningún tipo. Y todo era falso. Rotundamente falso. 

Ahora se plantea una vez más dialogar, negociar y poder consultar a la gente qué es lo que tiene que decir. ¡Oh, malditos golpistas, que quieren saber lo que opina su pueblo!