Ante el creciente problema de masificación en las prisiones, el Reino Unido ha decidido privar a los delincuentes condenados por delitos menores de dos actividades esenciales en la cultura británica: ir a los pubs y asistir a partidos de fútbol. El Ministerio de Justicia anunció este domingo un nuevo proyecto de ley que permitirá a los jueces imponer estos "castigos comunitarios" a partir de septiembre. Estas medidas punitivas aspiran a disuadir posibles reincidentes, así como servir de alternativa al encarcelamiento en un momento en que el sistema penitenciario británico se encuentra muy cerca del colapso. "Cuando los delincuentes incumplen las normas de la sociedad, tienen que ser castigados", lanzó Shabana Mahmood, secretaria de Justicia y principal impulsora del proyecto. "Aquellos que cumplen sus condenas en comunidad también tienen que tener su libertad restringida allí", añadió.

Esta medida se enmarca en un ambicioso plan del ejecutivo británico para reformar un sistema penitenciario que se encuentra al límite de sus capacidades, problemática que, según las autoridades, está alimentando la violencia entre los presos. Un estudio independiente publicado en mayo de este año concluyó que eran necesarias importantes reformas en la imposición de sentencias, hecho que ha instado al gobierno británico a mover ficha para evitar el empeoramiento de la situación. Aunque aún no se conocen todos los detalles del nuevo proyecto de ley ni está claro cómo se aplicarán estas medidas, se sabe que la reforma incluirá la abolición de la mayoría de las condenas de prisión de menos de doce meses, excepto en casos excepcionales como violencia doméstica o delitos graves. Además, se introducirá un "sistema de liberación merecida" basado en el modelo de Texas, donde los presos pueden obtener la liberación anticipada mediante buen comportamiento, lo que contribuye a reducir la superpoblación en las prisiones. Esta medida no se aplicará a los condenados por delitos violentos o terroristas. Otros castigos podrían incluir prohibiciones para conducir y viajar, así como limitaciones de movimiento mediante zonas de restricción.

Vetar el acceso a la cultura británica para evitar la reincidencia

Actualmente, los jueces de Inglaterra y Gales ya pueden imponer restricciones por delitos similares, aunque con limitaciones. Por ejemplo, pueden prohibir a una persona condenada por "hooliganismo futbolístico" asistir a un partido en su país o en el extranjero, medida que recibe el nombre de "Football Banning Order". Pero ahora, en virtud de la nueva ley, los jueces podrán imponer este castigo por "cualquier delito en cualquier circunstancia", mientras que los reclusos que han obtenido la libertad condicional "también se enfrentarán a restricciones de este tipo, así como a pruebas de drogas más amplias", según lee un comunicado del Ministerio de Justicia. En un artículo publicado en el diario The Mirror, Mahmood ha puesto el foco en la necesidad de vetar el acceso a los espacios de la cultura británica a las personas que infringen la ley: "Para muchos aficionados, el tiempo que pasan en las graderías es el punto culminante de la semana. Pero los delincuentes que causan el caos en nuestras calles pronto serán expulsados de los estadios, quedándose atrapados en casa mientras sus compañeros animan desde la gradería", escribió la ministra.

¿Castigo justo o solución ineficaz?

Las reacciones al anuncio del Ministerio de Justicia no se han hecho esperar, y los expertos mantienen posiciones enfrentadas con respecto a la viabilidad de esta nueva medida. Algunas voces cuestionan la falta de una función rehabilitadora, alegando que este tipo de castigos tienen tantas probabilidades de empeorar la situación de los damnificados como de mejorarla. Según esta visión, prohibir la asistencia a partidos de fútbol o pubs sería una solución cara e ineficaz, dado que no solucionaría la problemática de la reincidencia —los últimos datos publicados por el Ministerio de Justicia sugerían que el 62% de los reclusos liberados después de cumplir condenas de menos de doce meses reincidió. En la otra cara de la moneda, muchos ven en esta nueva ley una alternativa sensata a la prisión para aquellas personas que no han cometido delitos graves, pero que, al mismo tiempo, merecen ser castigadas por lo que han hecho. Así, se podría penalizar adecuadamente a aquellos individuos condenados por robo, daños en la propiedad o delitos de tráfico, por ejemplo. Sea como sea, la secretaria de Justicia sacará adelante la reforma del sistema penitenciario británico, convencida de que "el pueblo espera que el gobierno haga todo lo que esté a su alcance para mantener Gran Bretaña segura, y eso es lo que estamos haciendo".

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