Estados Unidos y Ucrania han anunciado este domingo la creación de un “marco de paz actualizado y refinado” para poner fin a la guerra con Rusia, en un movimiento político que llega solo horas después de que diversos países europeos propusieran una alternativa radicalmente diferente del documento filtrado la semana anterior. Aquel texto original, de 28 puntos e impulsado inicialmente por Washington, exigía concesiones territoriales de Ucrania a Rusia, limitaciones estrictas a su ejército y la renuncia a perseguir al Kremlin por crímenes de guerra. La filtración desató una tormenta diplomática que ha obligado a la Casa Blanca a matizar su posición y a acelerar las negociaciones.
En Suiza, el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, salió de una reunión con la delegación ucraniana liderada por Andrey Yermak mostrando "mucho optimismo". El comunicado conjunto asegura que cualquier acuerdo final "defenderá plenamente" la soberanía ucraniana, una formulación que contrasta con las cláusulas del documento filtrado. Paralelamente, Donald Trump acusó a Kyiv de mostrar "cero gratitud" por los esfuerzos estadounidenses, mientras Volodímir Zelenski respondió con un tono conciliador, recordando la importancia de la asistencia militar desde los primeros envíos de misiles Javelin.
Polémica con el plan "concebido en Moscú"
El caos comunicativo en EE.UU. ha revelado detalles comprometedores. Rubio reconoció que el plan se había “concebido en Moscú” antes de rectificar y afirmar que era de autoría norteamericana con aportaciones de Rusia y Ucrania. Investigaciones internas indican que el documento fue redactado por Kirill Dmitriev, enviado de Putin, conjuntamente con el emisario de Trump, Steve Witkoff. Un grupo de senadores republicanos ha afirmado que Rubio les dijo que el texto no era “americano”, sino ruso, y que Moscú lo habría hecho llegar a EE. UU. para después ser trasladado a Ucrania.
El plan europeo, favorable a Ucrania
Mientras Washington intentaba recomponer el relato, los aliados europeos de Kiev reaccionaron presentando un plan alternativo mucho más favorable a Ucrania. Esta propuesta sitúa cualquier debate territorial después de un alto el fuego basado en la línea de contacto actual y bajo supervisión norteamericana. A diferencia del texto de la Casa Blanca, Europa no exige que Kyiv abandone ciudades que controla en el Dombás ni veta la posibilidad de entrada en la OTAN, a pesar de reconocer que no hay consenso. Entre los puntos más destacados se encuentran la propuesta de que Rusia ceda la central nuclear de Zaporiyia a la Agencia Internacional de la Energía Atómica, y un techo de 800.000 soldados para el ejército ucraniano en tiempo de paz, 200.000 más que en el documento estadounidense.
Los fondos rusos congelados se utilizarían para reconstruir Ucrania, en lugar de ser parcialmente transferidos a inversores estadounidenses. Europa también plantea la readmisión gradual de Rusia en el G8 si Moscú mantiene una “paz sostenible”. Varios líderes europeos, reunidos en el G20 en Sudáfrica, advirtieron que la propuesta de Washington requería “más trabajo”, mientras el presidente polaco, Donald Tusk, cuestionaba incluso “quién es realmente el autor”.
Rusia responde con ataques masivos
Estas tensiones diplomáticas coinciden con una escalada militar: Rusia lanzó el domingo un ataque masivo con drones contra Járkov, causando cuatro muertos y múltiples heridos. Todo ello aumenta la presión sobre Zelenski, que admite que su país afronta una elección “imposible” entre preservar los intereses nacionales y mantener el apoyo de Washington. No obstante, analistas como Olexiy Haran aseguran que la sociedad ucraniana rechaza ampliamente el plan Trump y apoya la alternativa europea, a pesar de las concesiones que implica congelar el frente. “Cualquier acuerdo de paz es cosa del pueblo ucraniano”, afirma Haran. “Y no podemos aceptar estos puntos locos del supuesto plan de paz de Trump”.
