A la polémica suscitada por las declaraciones de Benjamin Netanyahu sobre su visión expansionista de un Gran Israel, se ha sumado el anuncio del ministro de Finanzas, el ultraderechista Bezalel Smotrich, de un plan de asentamientos en Cisjordania que ha suscitado la condena unánime de la comunidad internacional. Este jueves se hizo público que la Administración civil de Israel en Cisjordania (un órgano gubernamental en el territorio ocupado) ha dado luz verde a la construcción de más de 3.400 nuevas viviendas israelíes en el área denominada E1, entre Jerusalén y el asentamiento de Maale Adumim, un proyecto que hacía décadas que estaba congelado por la fuerte oposición de la comunidad internacional. Con este plan, el gobierno espera duplicar la población del asentamiento con 35.000 nuevos residentes en los próximos años.
Rechazo frontal de la ONU
Europa, los países árabes y las Naciones Unidas, junto con grupos de derechos humanos israelíes y los partidos de la oposición al gobierno de Benjamin Netanyahu han criticado este plan, denominado Proyecto E1, que tiene como objetivo frustrar la futura creación de un Estado Palestino, según admitió el mismo Smotrich: "El plan enterrará la idea de un Estado palestino", indicó el ministro de finanzas, dado que construir en este emplazamiento separaría de hecho Cisjordania del Jerusalén Oriental ocupado y obstaculizaría considerablemente la contigüidad territorial. Smotrich, de origen colono, afirmó desde Maale Adumin que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente norteamericano, Donald Trump, habían acordado la reactivación del E1, aunque no hubo confirmación de ninguno de los dos. "Cualquiera en el mundo que intente reconocer un Estado palestino hoy recibirá nuestra respuesta sobre el terreno. No con documentos, decisiones ni declaraciones, sino con hechos. Hechos de casas, hechos de barrios," declaró Smotrich.
El anuncio se produce cuando varios países occidentales, entre ellos Australia, el Reino Unido, Francia y el Canadá, están impulsando el reconocimiento formal de un Estado palestino. Eso se espera que se produzca en septiembre de 2025 durante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Smotrich también instó públicamente al primer ministro Netanyahu a aplicar la anexión total de Cisjordania, conocida también por su denominación bíblica como la Judea y Samaria. "Exijo al primer ministro Benjamin Netanyahu en qué aplique la soberanía israelí a la Judea y Samaria y abandone de una vez para siempre la idea de dividir el país", remachó.
Desplazamiento de los beduinos palestinos
El plan, que estaba congelado desde el 2012, tuvo aprobación oficial el 6 de agosto y fue publicado el 14 de agosto de 2025. El área abarca terrenos habitados por comunidades beduinas palestinas y su ejecución implicaría el desplazamiento de estos habitantes y la consolidación de los bloques de asentamientos israelíes. Eso aumenta la fragmentación de Cisjordania, dejando sin continuidad territorial en el hipotético Estado palestino y aislando Jerusalén Este del resto de los territorios ocupados. El plan implica la construcción de hasta 3.410 viviendas, la mayoría de las cuales se levantarían en la parte sur, la más próxima a la ciudad santa de Jerusalén. La zona E1 se encuentra a tan solo 4,5 km de la Línea Verde, frontera que divide de facto en Israel y los territorios palestinos. Construir en estos terrenos supone para los colonos israelíes una continuidad entre el territorio israelí, Jerusalén y Maale Adumim en Cisjordania. En medio quedaría Jerusalén Este, el lado palestino de la ciudad que Israel ocupó en 1967.
Una amenaza a la solución de los dos estados
La ONU instó en Israel a revertir su decisión de construir estos nuevos asentamientos en Cisjordania. "Pedimos al Gobierno israelí que no lo haga y que detenga el avance de este proceso, se separarían el norte y el sur de Cisjordania", declaró el portavoz de la secretaría general del organismo internacional, Stéphane Dujarric. "Si eso continúa adelante, pondría fin a las perspectivas de una solución de dos Estados", declaró a la prensa. "Los asentamientos israelíes en la Cisjordania ocupada, incluido Jerusalén Este, y el régimen asociado a estos asentamientos contravienen el Derecho Internacional. Para decirlo de forma más obvia, consolidan todavía más la ocupación y alejan más la posibilidad de una solución de dos Estados", destacó.
La Unión Europea también rechaza cualquier cambio territorial que no surja de un acuerdo político entre las partes. La portavoz de Exteriores, Kaja Kallas, ha pedido en Israel que detenga la construcción de asentamientos, advirtiendo que estas decisiones unilaterales, junto con la violencia de los colonos, agravan la tensión y disminuyen las posibilidades de paz. Señalan que la continuidad territorial de Cisjordania y Jerusalén Este quedaría cortada permanentemente, lo cual es incompatible con una solución de dos Estados. "La decisión de las autoridades israelíes de avanzar con el plan de asentamiento E1 socava todavía más la solución de dos Estados y constituye una violación del derecho internacional", afirmó Kallas en un comunicado. También el Reino Unido se opone firmemente a los planes del gobierno israelí para el asentamiento E1, que dividirían en dos el futuro Estado palestino y constituirían una flagrante violación del derecho internacional. Estos planes tienen que detenerse ya, declaró el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy en un comunicado enviado por correo electrónico.
Rechazo en bloque del mundo árabe
Tanto Hamás como la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que gobierna en las partes reducidas de Cisjordania no administradas por la ocupación israelí, han criticado el plan. El portavoz de la Presidencia palestina, Nabil Abu Rudeineh, afirmó que el plan israelí es una continuación de la "guerra genocida" en Gaza y una escalada de violencia de los colonos, lo cual solo contribuirá al hecho de que crezcan la tensión y la inestabilidad en Cisjordania. "Este plan criminal revela la verdadera cara del Gobierno sionista como un gobierno colonial y empleador extremista que solo entiende el lenguaje del asesinato, el genocidio, el desplazamiento y la incautación de tierras," dijo Hamás en un comunicado. Egipto, Jordania y Qatar condenaron también como medidas que "animan la violencia" los planes del Gobierno israelí. "Es un nuevo indicio de la arrogancia y la desviación israelí, que no conseguirá seguridad ni estabilidad para los países de la región, incluido Israel, mientras (Israel) no responda a las legítimas aspiraciones del pueblo palestino", alertó un comunicado del Ministerio de Exteriores egipcio.