La cocina mediterránea es muy diversa y podríamos decir que se va especiando a medida que avanzamos hacia el este. A menudo perdemos de vista que el mar que compartimos nos hermana y que, de hecho, a pesar de la variedad de recetas, las bases de la gastronomía lamida por el Mare Nostrum son muy similares. Una buena forma de comprender esta semejanza es haciendo una visita a Lora, que también se sitúa en el extremo más levantino de la ciudad para ofrecer una cocina mediterránea que viaja de Barcelona hasta el Líbano.

La carta empieza con unos aperitivos; escojo las brochetas de cordero merguez, especiadas, y los panes, hechos al horno de leña, entre los cuales destacan uno pita esponjoso como una masa de pizza napolitana y el kubaneh, una bonita nube de brioche donde la mantequilla es la protagonista. El pita es ideal para mojar alguno de sus dips como el fresco borani de espinacas, con queso feta, yogur, cebolla caramelizada y espinacas, o el sabroso ikra, de huevos de pescado con ajo y za'atar.

El pimiento hecho a la brasa es uno de los platos que se encuentra por todo el Mediterráneo e, incluso, más allá, como a los Balcanes y en Armenia

Arroz con corteza|costra y azafrán del restaurante Lora Foto Rosa Molinero Trias
Arroz con costra y azafrán del restaurante Lora / Foto: Rosa Molinero Trias

La sección de ensaladas y crudos contiene un interesante fattoush y los ya clásicos por todas partes lubina en crudo o tártar de atún rojo. Y en la parte de verduras, unos pimientos asados y previamente marinados, y condimentados con ajo y vinagre de Xerès, me llaman la atención: el pimiento hecho a la brasa es uno de los platos que se encuentra por todo el Mediterráneo e, incluso, más allá, como en los Balcanes y en Armenia, donde tienen devoción y se inventaron una especie de hornos verticales, portátiles y eléctricos, con el fin de asarlos fácilmente sin necesidad de fuego real. No obstante, me decanto por un arroz que imagino como un tahdig y que, efectivamente, llega en mesa con aquella costra típica de la receta iraní que queda bien dorada, gracias al azafrán y a una cocción final precisa. Además, en Lora le añaden frutos secos y granada para hacerlo todavía más fragante.

Kunefe del restaurante Lora Foto Rosa Molinero Trias
Kanafe del restaurante Lora / Foto: Rosa Molinero Trias

Para acabar esta comida a la cual he sido invitada, el tajín de pollo con albaricoque en escabeche y crema agria es la opción cárnica que más nos guiña el ojo, pero quien quiera puede disfrutar de un chuletón o de un entrecot a la brasa, una técnica por la cual Lora quiere ser protagonista, también con los pescados: ofrece calamares y pulpo a la brasa, así como un pescado del día entero y sin espinas, aliñado de manera sencilla, con limón y aceite de oliva. La parte dulce la pone un sorbete, que escojo de naranja sanguina, y un kanafe, un delicado pastel de origen palestino hecho a base de finos fideos vermicelli crujientes endulzados por un almíbar aromático, relleno de queso y acabado con unos pistachos y fresas.

Lora es un restaurante creado por Studio Paskin en el interior del hotel SLS, donde también se encuentra el restaurante L’Anxova Divina, comandada por el cocinero Oriol Lagé, y la coctelería Kyara, de los aclamados Monica Berg y Alex Kratena, del bar londinense Tayer + Elementary.