En el Eixample hay un hervor de cocinas de aquí y de allí —un día podríamos contar cuántas variedades de gastronomías de países diferentes se encuentran— y entre toda la paja a desgranar podemos encontrar auténticas maravillas. Propuestas gourmet talentosas y con coherencia en su discurso. Hoy me desplazo hasta el restaurante Enric un establecimiento de tapas y platillos mediterráneos, donde prima la calidad de la materia prima y el producto de temporada.
Restaurante Enric: tradición y modernidad
Seguramente, necesitaría los dedos de ambas manos para contar las visitas que he hecho a la calle de Enric Granados para descubrir genios detrás de los fogones y cartas sorprendentes. En esta ocasión, los pasos los detengo en el número 41 delante de unas puertas de cristal que dan la bienvenida a un pequeño comedor a mano izquierda y a una barra portentosa a mano derecha. Un estrecho pasillo donde se dibuja la cocina en medio da paso al segundo comedor, no muy amplio tampoco, pero sumando mesas queda un restaurante atractivo.
Me acerco para curiosear un poco y contemplar los cuadros y la decoración cordial, sencilla y temperamental del Enric que me parece adecuado con lo que me han transmitido las primeras vibraciones solo entrar. La iluminación y la luz natural que entran es agradable para empezar a hojear la carta de hoy.
Para abrir el hambre hay una selección de platillos de embutidos ibéricos, jamón ibérico DO Guijuelo, tabla de quesos artesanos, pimientos del Padrón, coca de verduras escalivadas con anchoas o queso vegano, esqueixada de bacalao, las patatas bravas de la casa con salsa Chipotle o los calamares a la andaluza con mayonesa de jengibre y lima, entre muchos platos.
Yo me decanto por los crujientes de brie con mermelada de fruta roja y la retahíla de croquetas que elaboran artesanalmente en los fogones de Enric. Croquetas de gorgonzola y croquetas de rabo de buey estofado son las que pedimos para acabar de complementar los entrantes.
A continuación, llegan el turnos de los tártaros. Tartar de atún y aguacate y tartar de salmón con mango y manzana. Dos excelentes opciones que requieren hacer espacio al estómago y con una delicatessen única. Pero hace falta saber decir basta y hacer sitio para inminentes sorpresas. Como, por ejemplo, el brioche de carrillera de cerdo con cebolla encurtida me reafirma la satisfacción de haber parado en este local del Eixample donde cada vez es más difícil saber escoger qué visitar y en donde se adentra. A la carta tienen dos arroces en la lata: con gamba y calamar y con butifarra, boletus y espárragos. Escojo la primera opción, siendo consciente de que la segunda también me habría deshecho el paladar de buen gusto y sabor.
Enric posiciona como un espacio donde la tradición y la innovación se fusionan para ofrecer una propuesta culinaria auténtica y mediterránea
Lo he dejado para el final, pero realmente lo devoro antes del arroz. Sí, hablo del gran plato estrella de Enric. Es el tartar de atún sobre el tuétano a la brasa con kimchi. Un plato tremendo, que consolida la filosofía y el auge del tuétano a las cocinas catalanas. Enric posiciona como un espacio donde la tradición y la innovación se fusionan para ofrecer una propuesta culinaria auténtica y mediterránea. Es un lugar donde todo el mundo puede disfrutar, compartir y sentirse como en casa.
Para los amantes del dulce, la carta ofrece una gran variedad de opciones caseras e irresistibles. Destaca especialmente su torrija a la crema de Baileys, un contraste perfecto entre la capa crujiente exterior y la suavidad interior, con un toque de licor que convierte cada mis en una deliciosa experiencia.