Chambacú no es solo un restaurante: es un relato vivo, una travesía gastronómica por las raíces de Latinoamérica y, a la vez, un proyecto vital que el chef Santiago Sánchez Arango ha ido tejiendo durante casi una década. Junto a su hermana, Ángela, el cocinero colombiano rinde homenaje a la memoria colectiva de un continente que se construyó sobre la fusión de tres grandes mundos culinarios: el africano, el indígena y el criollo.
Un proyecto único
Con esta premisa, Chambacú propone una experiencia con dos opciones. Por un lado, Candela, un espacio abierto y vibrante donde se pueden degustar bocados de espíritu popular y compartir platos acompañados de una coctelería creativa. Por otro lado, Memoria, la sala más íntima, donde el discurso culinario se despliega a través de dos menús degustación —de seis pases (55 €) o de nueve (95 €)— que invitan a comprender la historia y la diversidad de Latinoamérica a través del paladar.

El proyecto no se limita a la cocina. Chambacú también habla a través del diseño y el arte
El hilo conductor es la mezcla cultural que define la identidad del continente. Sánchez Arango la traduce en platos que explican historias: el sancocho de gallina, con base indígena y aportaciones africanas y coloniales; el pescado a la talla con tamal y emulsión de limón, donde confluyen técnicas precolombinas y criollas; o la costilla con tamarindo crujiente y cremoso de yuca, símbolo de esta hibridación constante que atraviesa océanos y siglos. “Los africanos escondían semillas en los cabellos, los colonizadores traían ingredientes por desconocimiento, y los indígenas mantenían sus sabores ancestrales”, explica el chef. “Es de este choque cultural que nace nuestra esencia”.
Más allá de la cocina
El proyecto no se limita a la cocina. Chambacú también habla a través del diseño y el arte: murales de la venezolana Ivanna Gautier, lámparas tejidas a mano por el maestro ghanés Philip, e intervenciones gráficas de La Linterna, una centenaria imprenta de Cali, convierten el espacio en un homenaje a la creatividad latinoamericana.

El recorrido de Sánchez Arango es tan intenso como su discurso. Comenzó trabajando en la industria del pescado en Cali con solo quince años, y tras diversas experiencias en España, un accidente le llevó a redescubrir su pasión por la cocina. Formado en la Escola Bellart y con un paso por Mugaritz, A Fuego Negro y Arrea —restaurante que consiguió una estrella Michelin en 2022—, el cocinero llega a Barcelona para dar vida a su sueño más personal.
Hoy, Chambacú es mucho más que un restaurante: es un espacio de memoria y diálogo cultural, un viaje sensorial que invita al comensal a reconocerse en la mezcla, en la diversidad y en la fuerza de un continente que ha convertido su historia en sabor.