Una versátil salsa ideal para acompañar todo tipo de platos, desde pasta, hasta carne o pescado.
También la puedes hacer con otros quesos (azul, roquefort, cabrales, etc).
¡Vamos!
- 250g de queso gorgonzola
- 250g de hojas frescas de espinaca
- 50g de queso mozzarella
- 1 cebolla morada picada
- 2 vasos de leche o leche evaporada
- 100g de mantequilla
- Pimienta negra
- Sal

Prepara un buen trozo de queso. Córtalo a trozos.

Pica la cebolla.

Lava bien las hojas de espinacas.

Que queden bien escurridas.

Si quieres, con unas tijeras, puedes cortarlas un poco si son grandes. Pero tampoco hace falta, ya que después lo triturarás.

Pone a deshacer la mantequilla en un cazo.

Cuando empiece a hacer ruido, añade la cebolla picada.

Un poco de sal y pimienta. Deja que la cebolla coja buen color.

Seguidamente, incorpora las espinacas.

Lo tapas y lo dejas cocer 3-5 minutos.

La espinaca quedará bastante reducida.

Ahora incorpora la leche.

Perfecto.

Y el queso, claro está.

Con uno cuchara de madera, remueve hasta que se deshaga el queso.

Deja que hierva 2-3 minutos.

Pásalo todo a un bote para triturar.

Déjalo bien fino con la batidora eléctrica.

Vuelve a pasar la salsa al cazo.

Rectifica de sal e incorpora un poco de mozzarella hasta que se deshaga.

Y ya la puedes utilizar.
¡Buen provecho!