La Fiesta Mayor de Gràcia es mucho más que calles adornadas y música en cada esquina: es también una oportunidad perfecta para disfrutar de su vibrante escena gastronómica. Entre actividades, conciertos y paseos, nada mejor que hacer una parada para saborear platos que van desde la cocina tradicional catalana hasta propuestas creativas e internacionales. Este barrio barcelonés, con su personalidad bohemia y acogedora, esconde auténticos tesoros culinarios que conquistan paladares locales y visitantes.

Fiesta Mayor de Gràcia 2025: los 5 mejores restaurantes para comer bien

Si quieres aprovechar al máximo la fiesta, te hemos preparado una selección con cinco restaurantes imprescindibles donde probar buena cocina, reponer fuerzas y seguir disfrutando del ambiente. Tanto si buscas tapas, platos de proximidad o sabores del mundo, aquí encontrarás opciones para hacer que tu visita a Gràcia sea redonda.

Bodega Casas: sesenta y cinco años en plena forma

La plaza Rovira es una de las plazas más emblemáticas y tranquilas de la Vila de Gràcia. Muy cerca de la plaza, en la calle Providència, se encuentra la Bodega Casas, que frecuentaba hace años, a veces entre semana, volviendo del trabajo, pero también los fines de semana, con familia y amigos. Era un lugar donde te sentías como en casa; de hecho, estabas en casa de Antonio, dado que él y su familia viven encima de la bodega. A él le gusta explicar que dispensa un trato como si ofreciera su casa a los clientes. El padre de Antonio, de nombre también Antonio, compró la casa en los años sesenta, y en la planta baja —allí donde ahora está la bodega— tenía un negocio de venta de vinos. Él hacía reparto a domicilio por la villa, pero también iba a todas partes, a veces al Carmel o a Badalona. Llenaba las garrafas con vino de las barricas que todavía conserva —siempre llenas de Priorat, Terra Alta, Gandesa, Alella o Penedès—, las repartía durante la semana y pasaba a cobrar lo que había repartido durante el fin de semana.

Bodega Casas / Foto: Miquel Muñoz
Antonio en la puerta de la bodega / Foto: Miquel Muñoz

Con el tiempo, la insistencia vecinal les hizo instalar un pequeño mostrador para beber en la misma bodega. Así, mientras Antonio padre repartía el vino, su mujer lo servía en vasos en el nuevo mostrador. Entonces, las bodegas y las tabernas eran la alternativa popular a los restaurantes, y como quien no quiere la cosa, en la Bodega Casas pasaron de servir unos vasos de vino a servir comidas. Sin embargo, los Casas no cocinaban un menú como tal, sino que lo que cocinaban para ellos mismos ahora lo hacían con más cantidad para los nuevos clientes hambrientos. Antonio hijo recuerda que, a veces, tenían hasta una cincuentena personas comiendo al mismo tiempo.

Saó: un menú del día impecable

“El restaurante abrió las puertas un febrero de 2018”, explica Juanen Benavent, cocinero y propietario del restaurante Saó. “Tenía la necesidad de abrir mi lugar, donde he querido poner mi cocina, hecha de las experiencias vividas y mi inspiración”. Benavent, natural de València, trabajó en Can Fabes y en Goust, el restaurante del famoso sumiller Enrico Bernardo en París. La cocina del Saó se formula en 3 menús: Llavor, de 9 platos (solo disponible entre semana), Germinat, de 13 platos; y Arrels, de 18 platos. Para acompañar, una carta de vinos con una mayoría de vinos catalanes y nacionales o la posibilidad de maridaje para cada uno de los 3 menús. Benavent define su propuesta gastronómica así: “Hacemos cocina de mercado, tan próxima como nos es posible en el km 0, de temporada, de base catalana pero con una vuelta, y siempre intentando hacerla atractiva y muy buena”.

Tangana: la cocina popular de 'bar Manolo' a la excelencia

Estas casas de comer, o recientemente conocidas como bares Manolo (con todo el respeto y reconocimiento), eran el contraste de la cocina de restaurante, elegante, sofisticada y con ingredientes a menudo vetados en las mesas de la mayoría de las casas trabajadoras. Aquí sí que encontramos puntos de conexión con otras culturas: al restaurante, se iba en ocasiones especiales. Sin embargo, encontramos restauradores que han recuperado la tradición culinaria sin sacarse el manto bistronómico, ofreciendo una experiencia de casa de comidas elevada donde una barra siempre tiene que estar presente como seña identitaria. Es el caso del restaurante Tangana, pilotado por el chef Josep Mª Masó, donde se puede probar la fantástica croqueta de fricandó o de la tortilla abierta con rebozuelos, perrochicos y tocino, sin olvidarnos de los salmonetes cocinados enteros, llegados de la lonja y de unos postres que, no solo por el nombre, tiene ganado el cielo: el tocinillo de cielo.

Compà: el bocadillo que te hará pasar la resaca

El restaurante Compà es un pequeñísimo local en la Vila de Gràcia, donde elabora unos de los bocadillos más seductores de la ciudad y que te pueden ayudar a cuidar la resaca de la Fiesta Mayor de Gràcia, pero también a descubrir Calabria. De hecho, el 95% de los productos son de Calabria, en concreto de su pueblo, Castrovillari, en la provincia de Cosenza.

Compà / Foto: Víctor Antich
La barra del Compà / Foto: Víctor Antich

Compà está en la calle Escorial, lo ves de lejos debido a la larga cola que forman los parroquianos delante del local, sobre todo en hora punta. Su clientela es heterogénea, me explica Vittorio, gente del barrio y turistas que van o vienen del Park Güell. El local tiene pocos metros, pero muy aprovechados. Detrás de una pequeña barra con cuatro taburetes ves al personal bailando sin cesar en una pista demasiado pequeña, rodeados de embutidos y otros productos, máquinas de cortar, un par de planchas, puedes con salsas que elaboran ellos mismos de alcachofas, olivas, setas, botellas de vino.

Fino Bar: mirar al pasado para comer fino

“Sencillo, pero de calidad”. Así definen desde Fino Bar su propuesta gastronómica. Cualquiera diría que aquí no hay cocina, pero la cocina no pasa siempre por encender los fogones. “Trabajamos buen producto e intentamos aplicar un poco de creatividad y coherencia”, explican. Latas, salazones, charcutería en el corte muy bien escogidos, con nombre y apellidos, porque saben, porque se preocupan y porque quieren que los clientes también acaben sabiendo: la quesería 12°, las anguilas fumadas de Roset, los embutidos Gori de la Garrotxa, el pan de Montserrat Forners (el mejor de 2023) hacen su aparición a la carta allí donde toca.