Nos gusta perdernos por caminos secundarios, y a menudo está allí donde encontramos las grandes historias. Esta vez el itinerario me ha traído hasta la Terra Alta, una comarca que respira autenticidad, naturaleza y carácter. Allí, muy cerca del Parc Natural dels Ports y rodeado de olivos centenarios, hay una masía de piedra del siglo XVIII que acoge un proyecto singular: el restaurante L’Hort de Fortunyo, recientemente reconocido por la Guía Michelin 2025. Desde @topcatalanrestaurants nos adentramos en esta visita obligada para todos aquellos que buscamos cocina honesta, arraigada y con sensibilidad contemporánea.


Detrás de los fogones están Paula C. Loureiro (Buenos Aires, 1979) y Manuel Francés (València, 1975), una pareja que acumula más de 25 años de trayectoria entre fogones, viajes y experiencias gastronómicas por todo el mundo. Con el proyecto de L'Hort, canalizan todo este conocimiento y vivencias para reinterpretar las raíces culinarias del territorio, siempre con producto local —y a menudo de su propio huerto— y un profundo respeto por la tradición. ¿El resultado? Una cocina emocionante, de temporada, con toques sutiles de otras culturas, pero que nunca pierde la esencia de la Terra Alta.

Entrantes exquisitos como las patatas bravas / Foto: Top Catalan Restaurants

La experiencia fue un auténtico recorrido por el paisaje gastronómico que los rodea. Empezó con unos entrantes sabrosos como los calamares, bravas y presa ibérica, servidos con una presentación cuidada y llena de detalles. El bacalao agedashi, inspirado en la técnica japonesa, pero reinterpretado con sabores mediterráneos, fue una de las sorpresas de la noche.

Recetas muy originales y emocionantes / Foto: Top Catalan Restaurants

Después, llegaron platos de fondo como la costilla de cerdo lacada con miel de Arnes, que combinaba dulzura, ternura y recuerdos de bosque, y un jarrete de cordero meloso e intenso, guisado a baja temperatura. Pero uno de los momentos más originales fue el pequeño maki de porrón en escabeche con caviar de esturión de Sarrión, un guiño a otras cocinas, pero con acento bien catalán.

Una mirada foránea, pero con esencia nuestra / Foto: Top Catalan Restaurants

La parte dulce no se quedó atrás: el suflé de avellanas de la Selva del Camp cautivó por su ligereza y aroma tostado, mientras que el parfait de miel de Arnes cerraba el menú con una dulzura sutil y elegante.

Jarrete de cordero muy meloso e intenso / Foto: Top Catalan Restaurants

Manuel, muy atento en la sala, no solo sirve los platos: los explica, los contextualiza, y comparte sus vivencias como cocinero, desde cuando vivía en San Sebastián, hasta su admiración por la cocina francesa de Alain Ducasse, con libros suyos en las estanterías. Esta dimensión humana y próxima del proyecto es, seguramente, uno de sus grandes valores: en L'Hort no solo se come mucho bien, también se establece una conexión honesta con el territorio y con las personas que le dan vida.

La Selva del Camp y Arnes, presentes en los postres / Foto: Top Catalan Restaurants

Un descubrimiento delicioso, íntimo e inspirador. La Terra Alta, como siempre, sorprende. Y L'Hort de Fortunyo es un buen lugar para dejarse llevar.