Ir a un restaurante y que la experiencia sea de 10 es una sensación maravillosa. Una victoria para el restaurante porque el cliente, seguramente, volverá; y también un éxito para el comensal, ya que ha pagado por una experiencia que le ha resultado satisfactoria. Ahora bien, para que eso pase no solo la comida tiene que ser excelente. Implica, además, una retahíla de variables.

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Que sea fácil de llegar y aparcar, que la decoración sea bonita, que no te sientas apretado mientras degustas los platos, etc. Sin embargo, hay otra de muy importante: la actitud y nivel del servicio. A continuación, 7 aspectos con los que (quizás) no te fijas y que te servirán para evaluar la excelencia de los camareros y del servicio.

1. La atención (implícita y explícita)

Como punto de partida es muy importante estar atento en todo momento a las necesidades explícitas y las potenciales que un cliente tiene o podría llegar a tener. Eso habla claramente de la capacidad de gestión y de la empatía que los camareros desarrollan con el comensal. Sin embargo, es importante no pecar de una atención excesiva, ya que el comensal se puede sentir intimidado o abrumado. La clave del éxito es saber encontrar el equilibrio perfecto.

2. Conocimiento amplio del menú

Para que un camarero pueda dar recomendaciones o aclaraciones tiene que conocer el menú. Conocimiento amplio del menú. No importa lo claro que seas a la carta o en el menú, siempre habrá dudas, por eso el camarero tiene que estar preparado. Saber en qué consiste el menú o la carta es una de las tareas, ya que solo así podrá hacer recomendaciones. Las recomendaciones incentivan que el cliente consuma, regularmente, muchas veces más de lo planeado. Saber explicar las promociones también es una tarea importante, para evitar confusiones y malentendidos.

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El conocimiento amplio del menú es fundamental / Foto: Pixabay

3. Montar una mesa

  1. Lo primero que tiene que hacer el camarero es asegurarse de que el mobiliario esté en buen estado. Si el mobiliario está en buen estado hay que limpiarlo.
  2. Tiene que colocar los manteles, asegurándose que estén limpios, encima de esta tiene que colocar las tapas.
  3. Enseguida tiene que colocar la vajilla; empezando por los platos base, después el plato para pan y los cubiertos.
  4. Una vez puestos los cubiertos, se añade la cristalería, como es montaje se inicia con una copa para agua.
  5. Sobre el plato o a un lado del tenedor, hay que añadir la servilleta.
  6. Y para acabar, hay que poner el salero y algún adorno decorativo. (Flores para el día, velas para la noche).

4. Transportar los platos

Estás comiendo los platos y de repente escuchas un estruendo de platos estridente y el estropicio en mil trozos de lo que ibas a comer. Siempre es mala suerte, claro está, pero quizás el camarero ha pecado de confianza en el exceso de platos y a la hora de transportarlos. Es por eso que siempre es mejor no cargar excesivamente la bandeja con que los llevas a mesa.

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La expresión facial es muy importante / Foto: Pixabay

5. Servir los platos a mesa

Seguramente este es uno de los aspectos menos conocidos para los comensales, pero es uno de los rasgos característicos que mejor habla del servicio de un restaurante. Un camarero siempre tiene que servir el plato y llenar la bebida desde el lado izquierdo. En cambio, para retirar los platos y las copas se hace desde la otra banda, es decir, del lado derecho del comensal.

6. El comensal no se puede sentir saturado

No acumular recipientes para líquidos en la mesa. Al servir el café se retiran las copas de vino, excepto petición expresa del cliente. El mismo pasa con los platos, ya que lo que no puede ser es que el comensal se sienta desbordado porque todavía está comiendo un plato y el camarero ya le trae el siguiente. Las prisas nunca son buenas.

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Uno de los aspectos más difíciles es servicio correctamente la bebida / Foto: Unsplash

7. Servir la bebida y rellenar

Se tienen que sacar los vasos cuando estén vacíos, para no malgastar el dinero del comensal. Cuando se llena agua o las copas de vino, se hace sin tocar el vaso. Si el camarero no puede llegar a la copa o el vaso, tiene que pedir al cliente que lo acerque un poco más. Cuando se llenan refrescos, cerveza o un cóctel, se retira primero el vaso vacío y después se libre la nueva bebida. Cuando se trata de servir vino, hay que utilizar siempre una servilleta de tela para limpiar el exceso de gotas de la boca de la botella. También es muy importante dejar que el cliente huela el vino y dé su consentimiento antes de servirlo. La copa de vino siempre se sostiene en el tallo. El vino se mantendrá más fresco por más tiempo si el calor de la mano no presiona contra el cristal.