Cocinar un filete de pescado a la plancha puede parecer la tarea más sencilla del mundo, pero cualquiera que lo haya intentado sabe que no siempre es así. La razón está en que las fibras musculares del pescado son mucho más frágiles que las de las aves o de la carne de res, por lo que se rompen con mucha facilidad. Esto significa que, si el pescado se pega mínimamente a la sartén, al intentar despegarlo se deshará en migas y el resultado final perderá atractivo. Aunque el sabor no cambie, la presentación es clave, y nada desluce más un plato que un filete destrozado en el momento de darle la vuelta. Sin embargo, existe un sencillo truco de abuela que ha pasado de generación en generación y que nos permite cocinar pescados perfectos, incluso los más delicados, sin necesidad de experiencia culinaria avanzada ni de utensilios sofisticados.

El truco para que el pescado a la plancha no se rompa al darle la vuelta

La plancha es una de las mejores formas de cocinar pescado tanto desde el punto de vista nutricional como gastronómico. Con este método se preservan los ácidos grasos omega-3, las proteínas de alto valor biológico y minerales esenciales como el yodo o el fósforo, al tiempo que se utiliza muy poco aceite, reduciendo las calorías y evitando compuestos indeseables. Además, cuando se hace bien, el pescado queda con una textura jugosa y con su sabor natural intacto, algo especialmente apreciado si la pieza es de buena calidad. Lubina, dorada, salmón o merluza son solo algunos ejemplos de pescados que brillan con esta técnica, y que con un simple toque de ajo, hierbas aromáticas y unas gotas de limón alcanzan un nivel gastronómico sorprendente.

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Con este método se conservan todos los ácidos grasos omega-3 / Foto: Unsplash

El truco para que el pescado no se rompa al darle la vuelta no está en añadir más aceite ni en recurrir a rebozados, sino en utilizar un sencillo trozo de papel de horno. Basta con cortar un cuadrado del tamaño de la sartén, calentarla como de costumbre, colocar el papel y añadir un poco de aceite encima. Sobre esa superficie se cocina el filete, y al momento de girarlo, basta con ayudarse del propio papel, doblándolo con cuidado o usando una espátula sin separar el pescado de esa base. De este modo, se evita que se pegue, se conserva íntegro y, además, la limpieza posterior resulta mucho más fácil.

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Con esta técnica el pescado quedará crujiente por fuera y jugoso por dentro / Foto: Unsplash

Por supuesto, hay otros consejos que nunca fallan: secar bien el pescado antes de cocinarlo, usar una sartén de fondo grueso para mantener la temperatura y no intentar girarlo demasiado pronto. Lo ideal es empezar siempre por el lado de la piel hasta que esté bien dorada y dejar la otra cara apenas unos segundos. Así, el pescado conserva su costra crujiente y su interior tierno, logrando un equilibrio perfecto entre textura y sabor. Con este método, hasta el más torpe en la cocina puede preparar un pescado impecable, digno de cualquier restaurante de calidad.