Hay recetas que sobrepasan generaciones y que, con solo olerlas, nos transportan a la cocina de nuestras abuelas. Una de esas joyas de la tradición catalana es la sopa torrada con pelotillas, un plato humilde, pero lleno de alma que rescata los sabores más auténticos del invierno. En el canal de YouTube del grupo Gastrosàvies, la entrañable Margarita Rodellas Masó, vecina del Lluçanès, comparte paso a paso cómo preparar esta sopa tan tradicional que, además de reconfortante, encierra toda una lección de memoria culinaria.

Sopa torrada con pelotillas de la abuela del Lluçanès

Su voz pausada, su manera de explicar cada detalle y su respeto por los ingredientes hacen de este vídeo una pequeña joya gastronómica. Margarita no solo cocina: transmite historia, oficio y cariño. Explica que esta receta la hacían en casa desde siempre, especialmente en los meses fríos, cuando el pan duro se aprovechaba al máximo y la carne picada se convertía en pequeñas pelotillas que daban sustancia al caldo. Una sopa de aprovechamiento, sí, pero también una sopa de hogar, de esas que calientan más el alma que el cuerpo.

Ingredientes para la sopa torrada con pelotillas:

  • Pan duro cortado a rebanadas finas
  • Aceite de oliva
  • Agua o caldo casero
  • Carne picada (mitad de cerdo, mitad de ternera)
  • Ajo y perejil picados
  • Un huevo
  • Harina
  • Sal y pimienta
  • Un poco de canela en polvo (opcional)

Preparación paso a paso:

Margarita empieza preparando las pelotillas, mezclando la carne picada con ajo, perejil, huevo, sal, pimienta y un toque de canela. Lo remueve bien con las manos hasta que la masa quede compacta y luego forma bolitas pequeñas que enharina ligeramente. Mientras tanto, calienta aceite en una sartén y las fríe hasta que estén doradas, sin pasarlas demasiado, “solo para sellarlas”, como dice ella con una sonrisa.

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La sopa con pelotas tiene varias versiones / Foto: Unsplash

Luego llega el turno del pan. Corta las rebanadas finas y las tuesta en una sartén con un poco de aceite hasta que queden crujientes y doradas. En otra olla, pone a calentar el caldo o agua y, cuando empieza a hervir, incorpora las rebanadas de pan tostado. Deja que cuezan unos minutos para que se ablanden y liberen su sabor característico. En ese momento, añade las pelotillas ya fritas y deja cocer el conjunto unos diez minutos más, hasta que todo se integre y el aroma lo inunde todo.

Margarita afirma que esta sopa era la de cada domingo en casa 

El resultado es una sopa espesa, rústica y profundamente reconfortante, con el pan fundido en el caldo y las pelotillas aportando textura y sabor. Margarita la sirve con orgullo, recordando que esta receta “era la de cada domingo en casa”. Una prueba más de que, en la cocina tradicional, la sencillez es sinónimo de perfección. Cada gesto de Margarita frente a los fogones es una invitación a recordar de dónde venimos y a no dejar que se pierda la sabiduría culinaria de nuestras abuelas. Porque, al final, no hay receta más valiosa que aquella que se cocina con memoria, paciencia y amor.