En Instagram, la cuenta @arbur_vlogs nos lleva de la mano hasta un rincón del bosque catalán donde muestra un hallazgo que sorprende tanto por su tamaño como por su belleza: el apagallums, cuyo nombre científico es Macrolepiota procera. Esta seta, que recibe su curioso nombre por su forma similar a la de un sombrero o un paraguas, es considerada una de las especies más llamativas y, además, cada vez más valoradas en la cocina. Con un diámetro que puede superar con facilidad el de un plato grande, no es de extrañar que despierte tanto interés tanto entre micólogos aficionados como entre cocineros en busca de nuevos sabores y texturas para sus creaciones. Su imponente presencia en el bosque la convierte en una auténtica joya natural y gastronómica.
La seta con el sombrero más grande del mundo
El apagallums no solo impresiona por su tamaño, sino también por sus características culinarias. Su carne es tierna, sabrosa y sorprende con unos matices que recuerdan a la avellana y a la nuez, lo que lo convierte en un ingrediente versátil en la cocina. Quienes lo descubren por primera vez suelen quedar cautivados, por lo bien que se adapta a diferentes métodos de cocción, ya sea frito, rebozado o a la brasa. En las brasas, por ejemplo, libera un aroma intenso que realza todavía más su sabor, ofreciendo una experiencia gastronómica que mezcla sencillez y sofisticación.

Una de las formas más populares de disfrutarlo es pasarlo por huevo y pan rallado, friéndolo como si fuera una milanesa. El resultado es un bocado crujiente por fuera y tierno por dentro, que sorprende a cualquiera que lo pruebe. Pero no acaba ahí la creatividad culinaria que despierta este hongo: algunos cocineros aprovechan su extraordinario diámetro para cortarle el tallo y usar directamente el sombrero como base de una pizza. Imagina una pizza en la que la masa es sustituida por una seta gigante, cubierta con ingredientes tradicionales como tomate, queso y hierbas aromáticas. Es una alternativa ligera, original y muy sabrosa que combina tradición e innovación.
En Catalunya, su creciente popularidad está ligada también al redescubrimiento de los productos de proximidad. Cada vez más restaurantes y cocineros apuestan por incluir el apagallums en sus menús como un guiño a la cocina de montaña y al respeto por el entorno natural. Además, su recolección responsable en los bosques se ha convertido en una actividad que mezcla ocio, gastronomía y contacto con la naturaleza. No se trata solo de llevarse a casa un manjar, sino también de disfrutar de la experiencia de encontrarlo en su hábitat y reconocer la importancia de preservar estos ecosistemas.
Su creciente popularidad está ligada también al redescubrimiento de los productos de proximidad
El apagallums es mucho más que una seta: es un símbolo de la riqueza natural y culinaria de Catalunya, un producto humilde y a la vez extraordinario que, gracias a su sabor y a su tamaño inconfundible, ha pasado de ser un tesoro escondido en los bosques a un protagonista de la mesa contemporánea. Cada bocado es un recordatorio de que la naturaleza aún guarda secretos sorprendentes, listos para ser descubiertos.