¿Sabías que el oro de 24 quilates y las semillas del algarrobo están íntimamente relacionados? Aunque parezca increíble, la conexión entre ambos se remonta a miles de años atrás, cuando las civilizaciones antiguas necesitaban medir el peso de las gemas y metales preciosos sin disponer de instrumentos de precisión. En ese contexto, los comerciantes y orfebres descubrieron un fenómeno sorprendente: las semillas del algarrobo, ese árbol tan común en el Mediterráneo, pesaban siempre lo mismo. Una coincidencia natural que acabaría marcando para siempre el sistema de medición del valor más universal de todos: el quilate.

¿Qué tienen que ver las semillas del árbol del algarrobo con el oro?

Este curioso dato, que hoy conocemos gracias a un vídeo de la cuenta de Instagram @molinerd, nos recuerda cómo la naturaleza y la historia se entrelazan de formas inesperadas. En la antigüedad, cuando pesar una joya o una piedra preciosa requería ingenio más que tecnología, las semillas del algarrobo se convirtieron en la medida de referencia. En griego, este árbol se llamaba kération, término que más tarde derivaría en el árabe quirat y finalmente en la palabra española quilate. Es decir, el quilate que usamos hoy para medir el oro y las gemas nació del peso constante de una semilla.

 

 

Con el paso del tiempo, la medida del quilate se consolidó en dos usos distintos. Por un lado, para las gemas y joyas, un quilate equivale a 200 miligramos, una unidad que aún hoy determina el peso de diamantes, rubíes o zafiros. Por otro lado, el término quilate en el oro no mide peso, sino pureza. Cuando escuchamos que una joya es de 18 o 24 quilates, lo que realmente se está indicando es cuántas partes de 24 son de oro puro. Así, una pieza de 24 quilates es completamente de oro, mientras que una de 18 contiene oro mezclado con otros metales, generalmente cobre o plata, para darle mayor resistencia.

La palabras sueldo procede de esa moneda de oro creada por el emperador Constantino

¿Y por qué 24? Aquí entra en escena un personaje clave de la historia: el emperador romano Constantino. Fue él quien mandó fabricar una moneda de oro conocida como el solidus, cuyo peso equivalía exactamente a 24 semillas de algarrobo. Aquella moneda se convirtió en una referencia económica tan importante que dio origen a otro término que usamos a diario: la palabra “sueldo”, derivada directamente de solidus.

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Esta es la vaina en la que encontramos las curiosas semillas / Foto: Unsplash

Así que la próxima vez que escuches hablar de un anillo de oro de 24 quilates, recuerda que su nombre tiene raíces en un árbol mediterráneo y en una historia milenaria. Un simple fruto del algarrobo fue el punto de partida de una de las medidas más valiosas del mundo, uniendo la naturaleza, la historia y la economía en un legado que sigue brillando como el propio oro. Las semillas del algarrobo no solo dieron nombre al quilate, sino que también simbolizan cómo la observación de la naturaleza inspiró avances fundamentales en la historia humana. Un recordatorio de que, a veces, los mayores tesoros nacen de las cosas más simples, como una semilla que pesaba siempre igual.