Si eres de los que alguna vez ha abierto un huevo y ha visto ese hilito blanco pegado a la yema, es probable que te hayas preguntado qué es y si deberías quitarlo antes de cocinar. La mayoría de la gente, por costumbre o por simple intuición, lo aparta con el tenedor pensando que podría ser algo “raro” o incluso poco higiénico. Pero nada más lejos de la realidad. En realidad, ese pequeño filamento tiene un nombre: chalaza, y lejos de ser algo negativo, es una prueba de frescura y calidad. Así lo explica la nutricionista Belén, creadora del perfil de Instagram @nutricionconbelen, quien se ha hecho viral al aclarar uno de los mitos más persistentes sobre los huevos.
¿Qué pasa si te comes el hilito blanco de dentro del huevo?
Según cuenta, la chalaza no tiene nada de extraño ni de peligroso. Es una estructura totalmente natural que forma parte del huevo desde el momento en que la gallina lo pone. Su función es mucho más interesante de lo que parece: actúa como una especie de “cinturón de seguridad” que mantiene la yema perfectamente centrada dentro de la clara, protegiéndola de los movimientos y de los golpes. Es decir, ese pequeño hilo blanco sirve para que el huevo se conserve estable y para que su interior no se dañe. Cuanto más visible y firme sea la chalaza, más fresco es el huevo, lo que la convierte en un indicador natural de calidad.
Belén lo explica con claridad: muchas personas piensan erróneamente que ese hilito podría ser un cordón umbilical del pollito o incluso un resto de esperma del gallo, pero nada más lejos de la realidad. Los huevos que compramos en el supermercado no están fecundados, por lo que no existe embrión alguno ni restos biológicos que tengan que ver con la reproducción. Esa confusión, muy extendida en internet y en algunas creencias populares, ha contribuido a que durante años la chalaza haya sido injustamente rechazada o retirada.

Además, la chalaza no afecta en absoluto al sabor ni a la textura del huevo. Al cocinarlo, se vuelve prácticamente invisible y no altera en lo más mínimo el resultado de una tortilla, unos huevos revueltos o un bizcocho. Por tanto, si te la comes, no pasa absolutamente nada: es 100% comestible y, de hecho, completamente inocua. Su composición es principalmente de proteínas, las mismas que forman la clara del huevo, lo que la hace perfectamente saludable y apta para el consumo.
Al cocinarlo se vuelve prácticamente invisible y no afecta en nada al cocinado del huevo
Lo curioso es que este detalle tan insignificante se ha convertido en un fenómeno viral, precisamente porque toca uno de esos temas que todos hemos notado alguna vez en la cocina, pero que casi nadie se había parado a investigar. La chalaza está ahí en cada huevo, cumpliendo su función silenciosa, pero la mayoría de las personas la ha visto cientos de veces sin saber realmente qué era. Ahora, gracias a las redes sociales y a divulgadoras como @nutricionconbelen, ese pequeño misterio culinario ha quedado resuelto de forma sencilla y didáctica.
Así que la próxima vez que rompas un huevo y te encuentres con ese hilito blanco, no lo retires con desconfianza ni lo tires a la basura. Al contrario: considéralo una buena noticia. Significa que estás ante un huevo fresco, natural y bien conservado. Y recuerda: no es un cordón, ni una vena, ni nada extraño, sino una parte esencial del huevo que demuestra que la naturaleza, una vez más, sabe perfectamente lo que hace.