A medida que pasan los años, es común notar pequeños despistes o dificultades para concentrarse en el día a día, pero no siempre estos cambios se deben al envejecimiento natural. En ocasiones, pueden ser señales tempranas de una afección más grave: la demencia. Esta condición implica un deterioro progresivo de las funciones cerebrales, y se manifiesta con síntomas como pérdida de memoria, confusión, cambios de humor y, en fases avanzadas, incluso alteraciones motoras. Aunque la edad y la genética influyen en su aparición, también nuestros hábitos diarios, como la alimentación, el sueño y el ejercicio, juegan un papel clave.

El postre que los nutricionistas aconsejan para reducir el riesgo de demencia

Lo más sorprendente es que un postre tan popular como el chocolate negro puede convertirse en un gran aliado del cerebro si se consume con moderación y criterio, pero hay más alimentos que pueden ayudarnos. ¿Te animas a conocerlos?

Chocolate negro: antioxidante, protector y delicioso

El ingrediente estrella del chocolate negro es el cacao, rico en flavanoles, unos compuestos vegetales con potentes efectos antioxidantes y antiinflamatorios. Estos flavanoles ayudan a mantener los vasos sanguíneos en buen estado, favoreciendo así un mejor flujo de sangre hacia el cerebro, lo cual permite una mayor oxigenación y eliminación de residuos. Este proceso es crucial, ya que una circulación deficiente puede contribuir al daño de las células cerebrales y acelerar el deterioro cognitivo. Además, el cacao podría prevenir la resistencia a la insulina, un factor que también se ha relacionado con trastornos neurodegenerativos. Eso sí, es fundamental elegir versiones de chocolate con alto contenido de cacao (mínimo 70%) y bajo en azúcares añadidos, para evitar efectos contraproducentes.

El chocolate negro favorece el flujo de sangre al cerebro / Foto: Unsplash
El chocolate negro favorece el flujo de sangre al cerebro / Foto: Unsplash

Omega-3 para una mente ágil

Los ácidos grasos omega-3 son otra pieza clave en el mantenimiento de la salud cerebral. Estos lípidos saludables, presentes en alimentos como el pescado azul, las semillas y los frutos secos, contribuyen a reforzar las membranas de las células del cerebro y a reducir la inflamación. Incorporarlos en la dieta con frecuencia puede ser una medida preventiva eficaz frente al deterioro cognitivo, sobre todo en personas mayores de 50 años.

Más vegetales en el plato

Una alimentación basada en plantas, rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos, no solo aporta una gran variedad de nutrientes esenciales, sino que también ofrece compuestos antiinflamatorios que benefician directamente al cerebro. No es necesario eliminar por completo otros alimentos, pero sí es recomendable que las plantas ocupen un lugar protagonista en la dieta diaria.

La fruta y verdura ofrece una gran cantidad de nutritientes esenciales / Foto: Unsplash
La fruta y verdura ofrece una gran cantidad de nutrientes esenciales / Foto: Unsplash

Dormir bien: el cerebro lo agradece

Dormir entre siete y ocho horas de calidad por noche no solo mejora el ánimo, sino que también permite al cerebro procesar la información, consolidar la memoria y eliminar toxinas. La falta de sueño, especialmente en adultos mayores, se ha vinculado con un aumento del riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas.