Nos pasamos por la cuenta de Instagram de @fruterotiktokero, que nos descubre la sorprendente historia de una fruta olvidada y hoy renacida como delicatessen: la azufaifa. Durante décadas, este pequeño bocado caía de los árboles y nadie lo valoraba; de hecho, se decía que ni los cerdos se la comían. En los pueblos abundaba tanto que la gente la veía como algo sin interés, apenas un fruto más del campo. Sin embargo, los giros de la vida moderna han hecho que lo que antes era símbolo de abundancia sin prestigio, hoy se pague a precio de gourmet, alcanzando cifras que sorprenden incluso a quienes crecieron viéndola rodar por el suelo sin que nadie le prestara atención. Y es que ahora, en mercados selectos, un kilo de esta fruta puede llegar a costar casi 10 euros, y si procede del extranjero, su valor puede dispararse hasta los 50 euros.

La fruta que antes solo comían los cerdos y ahora es una delicatessen

Lo que resulta fascinante de la azufaifa es su doble naturaleza: cuando está fresca, su pulpa es dulce, aromática y muy jugosa, pero a medida que madura va perdiendo agua, adquiriendo una textura más seca que recuerda a la de una pasa. Este cambio no solo transforma su sabor, sino también su uso en la cocina, ya que puede degustarse como fruta fresca, añadirse a postres o incluso aprovecharse en elaboraciones más innovadoras. Lo que antes pasaba desapercibido ahora se saborea con calma, casi como si de un tesoro culinario se tratara.


La paradoja es evidente: antes había tantas que prácticamente sobraban, y ahora, debido a su escasez, la azufaifa se ha convertido en un objeto de deseo. Los agricultores que aún conservan árboles de azufaifo son conscientes del nuevo valor que tiene este fruto, y no es extraño ver cómo los pocos ejemplares que se cosechan en temporada se reservan rápidamente para quienes saben apreciar sus cualidades. Además, la demanda ha hecho que se importen de otros países, lo cual encarece todavía más el precio y contribuye a darle un aura de exclusividad.

La gran demanda la ha convertido en un producto muy exclusivo

Este fenómeno refleja un patrón que hemos visto en otros alimentos: aquello que en el pasado estaba ligado a lo humilde o lo rural, hoy se revaloriza como símbolo de tradición, naturalidad y autenticidad. Lo curioso es que muchas personas mayores recuerdan con una sonrisa cómo en su infancia veían montones de estas frutas sin que nadie las quisiera, y ahora sus nietos las encuentran en tiendas gourmet envueltas en un halo de sofisticación. Así, la azufaifa demuestra cómo la percepción cultural de un alimento puede transformarse radicalmente y cómo la gastronomía contemporánea es capaz de rescatar lo olvidado para situarlo en lo más alto.

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Cuando madura llega a tener un aspecto similar al de la uva pasa / Foto: Unsplash

La próxima vez que te cruces con una azufaifa, no la subestimes: estarás ante una fruta con historia, con contraste de sabores y con una lección implícita sobre cómo lo que alguna vez despreciamos puede convertirse, con el tiempo, en lo más valioso de la mesa.