Un estudio liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares español (CNIC), en colaboración con otras instituciones internacionales, concluye que los fármacos betabloqueantes no aportan ningún beneficio clínico en pacientes que, tras sufrir un infarto de miocardio, tienen una función cardiovascular normal. El estudio, publicado en The New England Journal of Medicine, y que ha incluido a 17.801 pacientes de 5 estudios diferentes en seis países, ha sido presentado en el Congreso de la American Heart Association (ACA) en Nueva Orleans, en los Estados Unidos. El estudio confirma que los betabloqueantes, uno de los tratamientos más extendidos después de un infarto agudo de miocardio durante más de 40 años, no reducen el riesgo de muerte, de nuevos infartos o de insuficiencia cardíaca en los pacientes que presentan una función contractiva del corazón normal.
Los investigadores subrayan que los betabloqueantes son fármacos muy seguros con una experiencia de su uso enorme y que nadie debe dejar de tomarlos sin consultar con su médico cuando tenga revisión. Borja Ibáñez, director científico del CNIC y uno de los autores del estudio, destaca que “los betabloqueantes continúan siendo un tratamiento esencial para aquellos pacientes que tienen una fracción del ventrículo izquierdo reducida después del infarto o los que tienen otras patologías como la insuficiencia cardíaca crónica o arritmias”. “Estos resultados no significan que se haya estado tratando mal a los pacientes hasta ahora, sino que muestran que la gran mejora en el manejo del infarto en los últimos años hace que los betabloqueantes ya no sean necesarios a partir de este momento” en pacientes con infartos no complicados, apunta. De hecho, los ensayos clínicos que componen este megaestudio no incluyeron a los pacientes que ya tomaban betabloqueantes por otro motivo, como insuficiencia cardíaca o arritmias, por lo que sus conclusiones exclusivamente aplican al uso de los bloqueadores beta después del infarto con función cardíaca normal.
Cambio de paradigma 40 años después
Durante las últimas cuatro décadas, todos los pacientes que sufrían un infarto se tratan de por vida con fármacos betabloqueantes, independientemente de la situación de su función cardiovascular. Los ensayos clínicos de los años 70 y 80 mostraron beneficios de aquellos fármacos, pero el tratamiento de los infartos desde entonces ha cambiado radicalmente, con mejores pronósticos y menor propensión a arritmia o insuficiencia cardíaca en los pacientes. Este trabajo ha analizado los datos individuales de todos los ensayos clínicos contemporáneos —REBOOT en España e Italia, REDUCE-AMI en Suecia, BETAMI en Noruega, DANBLOCK en Dinamarca y CAPITAL-RCT en Japón— realizados en pacientes que habían sufrido un infarto, pero mantenían una función cardíaca normal. Después de una media de seguimiento de cuatro años, los investigadores no encontraron diferencias significativas en las tasas de mortalidad, reinfarto o ingreso por insuficiencia cardíaca entre los que habían tomado los fármacos y los que no. Los resultados fueron los mismos en todos los estudios, con resultados similares en todos los grupos de pacientes. “Esto muestra que no hay ningún subgrupo de pacientes postinfarto con función cardíaca normal que se beneficie de betabloqueantes”, señala uno de los autores, Xavier Rosselló, científico en el CNIC y cardiólogo en el Hospital Son Espases de Mallorca.
Impacto en las mujeres
A diferencia de REBOOT, que advirtió que el uso de betabloqueantes podría ser incluso perjudicial para las mujeres que superan un infarto con una función cardíaca normal, este posible efecto adverso no ha parecido lo suficientemente consistente al analizarse los resultados en conjunto. “Aunque las mujeres en este metaanálisis tienen más eventos adversos cuando eran tratadas con bloqueadores beta, algo que ya habíamos observado en REBOOT, esta diferencia no es lo suficientemente relevante. Esto puede deberse a diferencias en la interacción de los bloqueadores beta con el sexo en el sur de Europa frente al norte de Europa, o por otros motivos”, señala Borja Ibáñez. “Este año 2025 hemos modificado un paradigma en el tratamiento del infarto que parecía incuestionable. Desde ahora, los pacientes que sean dados de alta tras un infarto con función cardíaca normal ya no recibirán betabloqueantes, y esto es uno de los cambios más importantes en la cardiología de las últimas décadas. Hacía años que lo sospechábamos, pero hasta estos estudios no hemos podido dar un mensaje incontestable como el que damos ahora”, destaca otro de los autores, Valentín Fuster, director general del CNIC.