Familia Torres afirma su proyecto vitivinícola del Priorat con cuatro vinos que representan cuatro aproximaciones a la realidad de esta histórica región tarraconense de suelos de pizarra y costeros, una propuesta que empieza con un planteamiento genérico y acaba con la singularidad máxima. Así lo han podido constatar los asistentes a la cata impartida por Miquel Torres Maczassek, quinta generación de Familia Torres, y el enólogo Jordi Foraster, esta semana en la Barcelona Wine Week.

Para los dos, los suelos de pizarra o llicorella, tan propios del Priorat, son los que infunden carácter en sus vinos. Son suelos ácidos y extremadamente pobres en materia orgánica, formados en la era del carbonífero, hace 300 millones de años, y son la espina dorsal de los vinos del Priorat, aunque presenten ligeras diferencias en función de la viña. Y son precisamente las viñas, por su edad y ubicación, aquello que diferencia los cuatro vinos que elabora Familia Torres en el Priorat: Secret del Priorat, Salmos Vi de Vila, Perpetual Vinyes Velles y Mas de la Rosa.

Para apreciar mejor el perfil de cada vino, la bodega ha ofrecido una cata horizontal de la añada 2019, una añada que, según Jordi Foraster, "fue buena, pero con momentos difíciles que nos obligó a adaptarnos". "Aunque los rendimientos fueron todavía más bajos de lo que es habitual, los resultados fueron excelentes, con una buena concentración de aromas y frescor", ha añadido.

El Secret del Priorat

La cata ha arrancado con Secret del Priorat, un vino que quiere mostrar el Priorat tal como es hoy en día, un territorio heterogéneo con variedades diferentes y viñas diseminadas situadas a diferentes alturas. Es la propuesta de Familia Torres con un enfoque más genérico y que habla del territorio en su conjunto, ya que la mezcla está formada por cinco variedades (cariñena y garnacha en un 40% cada una y el 20% restante syrah, cabernet y merlot) y seis municipios, por una parte, El Molar, El Lloar y Bellmunt, de las zonas bajas y cálidas del Priorat y, por la otra, Porrera, Torroja y Poboleda, de las más altas, y frías, que aportan más acidez en el vino.

La principal particularidad de Perpetual Vinyes Velles es la edad de las cepas, ya que procede de viñas centenarias de cinco municipios de la región, con una producción muy baja y poca capacidad de retener agua. Miquel Torres ha recordado que en el Priorat solo quedan 150 hectáreas de viñas de más de 75 años, de las 2.200 hectáreas plantadas actualmente, y que la DOQ Priorat ha sido la primera denominación en el Estado español a proteger las cepas antiguas.

Una oda a las viñas viejas

"Queremos romper una lanza a favor del cariñena, sobre todo de viñas viejas. Es un diamante en bruto, una variedad prácticamente única que puede llegar a mostrar una gran elegancia," ha señalado a Miquel Torres. El cariñena es también la variedad mayoritaria de Mas de Rosa, que optará pronto a la calificación de Gran Viña Clasificada. Esta es la propuesta más específica de los vinos de Familia Torres en el Priorat, porque proviene de una única viña de 1,9 hectáreas, plantada en vaso y en costeros antes de 1939.

Para finalizar la cata, Miquel Torres ha hablado del proyecto de los Tossals de Porrera, la viña de pizarra más alta del Priorat, a prácticamente 750 metros de altura, que este año se ha vendimiado por primera vez. "Queremos recuperar la viticultura heroica en cotas máximas de altura de cara al cambio climático y pensante en las futuras generaciones. Nosotros estamos disfrutando hoy de los vinos gracias a las viñas que plantaron a nuestros antepasados, y por eso queremos dejar nuestra semilla para las futuras generaciones".