En los últimos años, las redes sociales se han convertido en un altavoz para reflexionar sobre costumbres que, aunque muy extendidas, no siempre son correctas. Un ejemplo lo encontramos en un vídeo de Instagram del creador @alexcortijo, en el que aborda una práctica muy común en restaurantes: llevar un pastel de cumpleaños propio para consumirlo en el local. La frase que utiliza en su publicación para abrir el debate es clara: “Pero si ya consumí, tengo derecho a partir mi pastel aquí…”. Y la respuesta es tajante: no, no tienes. Lo que para muchos comensales es algo natural, para los dueños y trabajadores de restaurantes supone una incomodidad que afecta a la dinámica del negocio.
La costumbre en los restaurantes que debería estar prohibida
Lo que plantea este vídeo ha generado un gran eco porque toca un punto sensible en la hostelería. Para empezar, traer tu propio pastel rompe la experiencia diseñada por el restaurante. Cada local cuida su menú, su carta de postres y la manera en la que quiere que el cliente disfrute del servicio. Introducir un producto ajeno corta esa coherencia y desvaloriza el trabajo de quienes han pensado hasta el último detalle. Además, como explica Alex, no es solo una cuestión estética o de concepto: muchas veces se convierte en un problema operativo que los comensales no perciben, pero que impacta de lleno en la organización del personal.

Por ejemplo, un camarero que debe atender varias mesas puede verse obligado a traer platos, repartir platos de postre, cubiertos o encargarse de cortar el pastel que un cliente llevó desde fuera. Eso no solo incrementa el trabajo, sino que lo desvía de su función principal: atender el servicio del restaurante. A esto se suma un aspecto más delicado: el riesgo legal y sanitario. Los restaurantes tienen normas de higiene muy estrictas y responden por los productos que sirven. Si un pastel externo causa una intoxicación, la responsabilidad puede recaer injustamente sobre el establecimiento.
Los restaurantes tienen normas de higiene muy estrictas
Es evidente que todos queremos celebrar momentos especiales, y un cumpleaños sin pastel parece impensable. Pero como bien recalca el creador del vídeo: “No es tu picnic. Es un negocio”. Esto no significa que no se pueda festejar, sino que lo correcto es hacerlo dentro de los límites del lugar en el que estás. Muchos restaurantes ofrecen postres especiales, menús de celebración o incluso la posibilidad de encargar un pastel al propio local. De esa manera, el cliente disfruta de la ocasión y el restaurante mantiene el control de su servicio y calidad.
La costumbre de llevar un pastel de cumpleaños a un restaurante debería desaparecer. No se trata de ser aguafiestas, sino de comprender que, detrás de cada mesa, hay una operación compleja que merece respeto. Celebrar sí, pero siempre desde la empatía con quienes hacen posible que disfrutemos de ese espacio.