Tal día como hoy del año 1758, hace 267 años, en Fort Carillon (entonces colonia francesa del Quebec) se libró la Batalla de Fort Carillon, la que sería una de las más mortíferas de la Guerra franco-india (1756-1763). Este conflicto era una extensión de la guerra de los Siete Años, (1756-1763) que enfrentaba a varias potencias europeas articuladas en dos bloques y lideradas, respectivamente, por las dos superpotencias del momento: Francia y Gran Bretaña. Y era la primera vez que un conflicto europeo trasladaba una parte de sus escenarios de guerra al continente americano. En concreto, la Guerra franco-india la libraron británicos contra franceses —con sus respectivas alianzas indígenas— para el control del continente.

Cuando estalló aquella guerra, los británicos tenían el control del territorio costero norteamericano entre Nueva Escocia —en el norte— y Carolina —en el sur—, y se proyectaban hacia el oeste, mientras que los franceses habían colonizado los valles de los ríos San Lorenzo —desde la desembocadura, en el este, hasta los Grandes Lagos, en el oeste— y Misisipi —desde los Grandes Lagos, en el norte, hasta el golfo de México, en el sur— y bloqueaban la expansión territorial de los británicos. En la Batalla de Fort Carillon, los británicos se presentaron con 6.000 efectivos del ejército regular y con 12.000 milicianos de las colonias. Y los franceses acudieron con el regimiento Royal-Roussillon, formado por unos 3.000 soldados voluntarios roselloneses.

El Royal-Roussillon (inicialmente Royal-Catalan) había sido creado durante la Guerra de Separación de Catalunya (1640-1652/59) como un cuerpo del ejército francocatalán formado, exclusivamente, por catalanes. Posteriormente a la conclusión de la guerra catalana, los oficiales del regimiento procederían de varios lugares de la monarquía francesa, pero la tropa siempre estaría formada, exclusivamente, por soldados de la Catalunya Nord. Por este motivo, a finales del siglo XVIII sería renombrado como "Royal-Roussillon". En la tierra campa de Fort Carillon, se dio la curiosa circunstancia de que se enfrentaron los regimientos catalanes del ejército francés contra los regimientos escoceses del ejército británico.

A pesar de la desproporción de los dos bandos en combate, el resultado de la batalla se inclinó a favor de los roselloneses.