Con la vuelta a cierta normalidad tras el confinamiento total y debido a la crisis económica que estamos ya padeciendo, resulta interesante conocer algunas medidas para ahorrar combustible en el coche. Al fin y al cabo, el automóvil es uno de los gastos más importantes que puede tener una familia. La compra del mismo, su mantenimiento, el seguro, las reparaciones y el combustible necesario para desplazarse suponen una cantidad de dinero nada despreciable a final de año.

Afortunadamente son varios los trucos que se pueden aplicar para conseguir ahorrar una importante cantidad de dinero, tanto en lo referente a la conducción, como también cuando el coche no está en marcha. A continuación vamos a ver los más importantes.

Antes de conducir

Antes de coger el coche, y sobre todo si el trayecto va a ser largo, se recomienda planificar la ruta para que el viaje sea lo menos caro posible. Hoy en día existen muchas herramientas que incluso calculan de antemano el ahorro de combustible según el trayecto para optimizar el consumo. Hay webs y aplicaciones que nos ofrecen este servicio de manera sencilla y gratuita.

Gasolinera

Otro punto al que hay que prestar atención son las ruedas. Si no cuentan con el aire recomendado y la presión de los neumáticos es menor que la que indica el fabricante, la rueda se acaba deformando. Esto no solo se hace peligrosa la conducción, esta circunstancia hace que más superficie de la rueda esté en contacto con la carretera, consumiendo también más combustible. Una ruedas bien ajustadas pueden hacer que ahorremos alrededor de un 3%.

En cuanto a la carga que llevamos en el vehículo, lo adecuado es viajar con la imprescindible y procurar que esté repartida en el coche de manera equilibrada. Lo ideal es que vaya ordenada en el maletero. Si no queda otra solución se puede utilizar un cofre en el techo del coche, pero esto supone una carga aerodinámica importante y, por lo tanto, un mayor consumo de combustible. Se calcula que por cada 100 kilos extra, el vehículo consume un 5% más de gasolina o gasoil.

Mientras se conduce

Aquí el ahorro comienza desde el mismo inicio. Conviene arrancar sin acelerar. Solamente embragando y accionando el contacto se evita gastar un combustible que no es necesario.

Ya en la carretera, hay que evitar acelerar bruscamente y elegir una velocidad constante, utilizando las marchas más largas. Los acelerones bruscos hacen que se produzcan consumos elevados y acaban incidiendo en el consumo final del trayecto, en especial durante la conducción en ciudad y cuando se llevan marchas más cortas. 

Asimismo, los frenazos hay que tenerlos muy en cuenta. No siempre hay que pisar el freno, sino que hay que aprovechar el freno motor del vehículo, levantando el pie del acelerador antes de pisar el freno para aprovechar la inercia del coche. Igualmente, en las bajadas se recomienda dejar de pisar el freno a pesar de que esto implique que el vehículo vaya perdiendo aceleración poco a poco.  

De igual manera, no está de más recordar que no debe conducirse en punto muerto, tanto porque no es legal como porque consume algo de combustible. Sin embargo, con una marcha metida y sin acelerar, el consumo sí es cero.

Palanca de cambios

En cuanto al uso de las marchas, en un coche diésel los cambios de marcha se recomiendan entre las 1.500 y 2.000 revoluciones y entre las 2.000 y 2.500 para los vehículos propulsados por gasolina. Conduciendo así, también se ahorra combustible.  

Otros trucos pasan por no frenar bruscamente antes de llegar a una curva, sino anticiparse, o no conducir con las ventanillas bajadas y utilizar en cambio el aire acondicionado o el climatizador si hace calor.