El Barça ha vuelto a evidenciar un problema estructural que lleva meses arrastrando y que, según voces internas del vestuario, ya no puede esperar más. Pau Cubarsí, el joven central convertido en intocable para el equipo, ha expresado en varias ocasiones —siempre puertas adentro— la necesidad urgente de reforzar el perfil zurdo del eje defensivo. No es un capricho técnico ni una manía táctica: es una cuestión de funcionamiento básico del sistema. Y es que el Barça, sin un central zurdo de calidad, pierde una de sus armas más importantes para progresar en campo contrario.

El Barça pierde su salida más peligrosa sin un central zurdo

La realidad es que jugar con un diestro en el perfil izquierdo condiciona al equipo de manera notable. El desplazamiento largo hacia Lamine Yamal, ese recurso que nació la pasada temporada con la presencia de Íñigo Martínez, prácticamente ha desaparecido. De este modo, el Barça ha dejado de activar a uno de sus futbolistas más determinantes en situaciones de ventaja. Pero el problema no se queda ahí: cuando el balón sale desde un defensor a pierna cambiada, el equipo pierde un apoyo natural, un ángulo de pase limpio y un punto de fuga para evitar la presión rival.

Pau Cubarsi Sevilla Barça Europa Press

Y es que el rival lo sabe. Presionar a un central diestro que juega en el perfil zurdo es más fácil: recibe peor orientado, tiene que girar el cuerpo y tarda más en ejecutar. En un Barça que vive de ganar metros desde atrás con precisión y ritmo, este retraso es devastador. El equipo queda atascado, la circulación se hace plana y el ataque queda desconectado. Eso explica por qué Cubarsí, el que más ha sufrido jugando a perfil cambiado, es precisamente quien más insiste en el fichaje.

Un problema que afecta a la defensa… y al ataque

Así pues, sin ese zaguero zurdo, el equipo no solo pierde solidez defensiva, sino que también empobrece su fase ofensiva. El Barça necesita un central que rompa líneas, que encuentre al interior en ventaja, que active al extremo y que permita adelantar la defensa sin miedo. No se trata de “otro central más”, sino de un perfil específico y escaso en el mercado. Y ese es el gran problema.

Deco lo sabe y el director deportivo es plenamente consciente de la dificultad de encontrar un zurdo de garantías en enero y, además, a un precio asumible. Los clubes no sueltan este tipo de futbolistas fácilmente, y cuando lo hacen, las cifras se disparan. Pero la presión interna crece, y Cubarsí no es el único que está empujando.

Así pues, el Barça afronta un dilema urgente: reforzar una posición clave en pleno invierno o convivir con un déficit que ya empieza a costar puntos. En un equipo que quiere competir por todo, seguir así es, como dijo uno de los pesos jóvenes del vestuario, “simplemente imposible”.