El FC Barcelona encara el inicio de temporada con un contratiempo de peso: Robert Lewandowski se perderá las primeras jornadas debido a unas molestias en el bíceps femoral de la pierna izquierda. El polaco, que cumplirá 37 años el próximo 21 de agosto, estará aproximadamente tres semanas fuera de los terrenos de juego, aunque la evolución marcará los plazos definitivos. El problema no es solo la ausencia inicial, sino la advertencia médica al cuerpo técnico: el delantero podría estar entrando en el llamado valle del jugador veterano, una fase en la que las pequeñas lesiones se repiten y condicionan el rendimiento.
Desde los despachos del club se asume que, a medio plazo, habrá que encontrar un relevo. Joan Laporta ya tiene asumido que el próximo curso será imprescindible fichar un 9 de garantías. Sin embargo, para Hansi Flick, el reto es inmediato: gestionar una temporada en la que, por las posibles bajas de Lewandowski, tendrá que apostar en muchos partidos por soluciones de emergencia como Ferran Torres, Marcus Rashford o Dani Olmo en el centro del ataque.
Una lesión con mensaje de futuro
En el vestuario culé preocupa tanto la lesión en sí como lo que significa a nivel de proyección. El historial físico de Lewandowski en su primera etapa azulgrana había sido impecable, pero el paso de los años no perdona y la exigencia de competir cada tres días puede pasar factura. Los médicos han sido claros con Flick: es probable que el polaco no vuelva a encadenar una temporada completa sin pausas forzadas.
El entrenador alemán, que confiaba en un Lewandowski decisivo para su idea de presión alta y juego vertical, deberá reajustar el plan. Ferran Torres ofrece movilidad y presión, pero no tiene el instinto goleador del polaco; Dani Olmo es más un mediapunta creativo que un rematador; y Rashford requeriría adaptación inmediata al sistema.
El dilema de la dependencia goleadora
El Barça ha vivido los últimos dos cursos con un Lewandowski como referencia ofensiva indiscutible, capaz de resolver partidos con una media de más de 20 goles por temporada. Sin embargo, el riesgo de depender de un delantero que entra en la recta final de su carrera obliga a una reflexión estratégica. La dirección deportiva deberá valorar si acelera el fichaje de un sustituto o si se apuesta por soluciones internas hasta el próximo mercado estival.
Más allá de lo táctico, el factor psicológico será clave. Un vestuario que ha confiado ciegamente en la capacidad de Lewandowski para decidir partidos tendrá que aprender a encontrar soluciones sin él. La gestión de esta transición marcará gran parte de la temporada azulgrana.