Para el principal partido de la oposición, ante el momento democrático más grave y de colapso que ha vivido el país, el PP tiene un plan. Alberto Núñez Feijóo ha decidido arrancar la semana del curso parlamentario, la primera de actividad, con una entrevista en prime time bailando Mi limón, mi limonero. Por decisión expresa del líder del PP colgó el bailecito en TikTok bajo el rótulo "Me gusta la fruta". En la misma entrevista, Feijóo ha avalado la estrategia del hit del verano (llamar hijo de puta al presidente) y revelado una conversación con el Rey. También el mismo día, Feijóo ha tenido que matizar todo.
Feijóo ya dijo la semana pasada haber comunicado a Felipe VI su plante al Poder Judicial en julio. Con Ana Rosa, ha ido más allá. Porque el rey "entendía y tomaba nota" de su ausencia. Fabular o revelar una conversación con el monarca es inaudito. La imprudencia ha movilizado a Zarzuela y a través de EFE han tenido que salir del paso recordando la "exquisita neutralidad" del rey. Y una última vuelta, Feijóo ha pasado de dar detalles de la charla a no aclarar si la conversación fue con el monarca, con Casa Real o si se produjo en esos términos.
La estrategia marrullera no es confusa, es deliberada. No tiene metalenguaje. Y es tan clara como fallida. Cada mensaje lanzado con frecuencia ultra se tropieza con las explicaciones que necesita dar por los canales oficiales. Todas las decisiones que ha tomado el PP en la última semana han tenido que ser corregidas o explicadas. El "me gusta la fruta" no iba por Sánchez, era un mensaje de apoyo al sector primario, dice Cuca Gamarra en otro capítulo de tomarnos por idiotas. Y "cavar la fosa donde reposarán los restos de un Gobierno que nunca debió existir" no iba con segundas, según Miguel Tellado. Más grave incluso que la apelación a las fosas es lo segundo. No se cava una zanja para enterrar gobiernos, se revocan en las urnas.
En lugar de gobernar con VOX, gobernar para VOX
La desinstitucionalización del PP está en marcha. La antipolítica para comerse a VOX es el Saturno que devora la base electoral de los populares en las encuestas. Agitar limoneros, para darle los limones a Abascal. La revelación de una charla con el rey, plantar a los jueces por un acto de Isabel Díaz Ayuso, las fosas de Tellado o el baile del limonero responden a una estrategia con la que el PP no puede ganar. El "me gusta la fruta" gusta en madrid y genera rechazo en el resto de España.
El PP está diseñando su futuro gobierno y el resultado puede ser de pesadilla. En lugar de gobernar con VOX, gobernar para VOX. En las tres últimas encuestas en medios (El Mundo, La Razón y El País) crece la ultraderecha hasta el 17% de voto, según 40Db, la encuestadora que más acertó el 23-J. Y con una oposición radicalizada, moviliza al electorado progresista, en lugar de absorberlo o dejarlo en la abstención.
Santiago Abascal tomó la decisión de romper los cinco gobiernos autonómicos con el PP el verano de 2024. Y aunque la ruptura debió ser a la inversa, desde entonces, los populares no han conseguido capitalizar la decisión de VOX. Al revés, radicalizan un discurso que les aleja de la reconstrucción pendiente del PP desde el procés. A dos años de las generales, siguen solos en el Congreso, enfrentados a nacionalistas vascos y catalanes. Arremetiendo contra el resto de grupos, mientras miden cada respuesta a VOX. Y estos, a lo suyo. Este fin de semana Abascal traerá a Milei a Madrid, sumido en la "laguna pestilente de corrupción", en palabras de Federico Jiménez Losantos. Y mientras Feijóo agita el limonero, los limones van a VOX.