Francia desplegará 80.000 policías y gendarmes con instrucciones de ser firmes ante los activistas del movimiento "Bloqueémoslo todo", que buscan paralizar este miércoles los transportes y otros servicios del país en una protesta que recuerda en algunos aspectos a la insurrección de los 'chalecos amarillos' el año 2018. Con un gobierno en funciones después de la caída el lunes del gobierno centrista de François Bayrou en una moción de confianza a la Asamblea Nacional, que perdió por 364 votos en contra, 194 votos a favor y 15 abstenciones, Francia vivirá una jornada que tensionará todavía más su clima social y político, a solo nueve días de otra jornada de paradas – esta vez convocada por los sindicatos – el día 18 de septiembre. El movimiento del 10 de septiembre prevé miles de acciones en toda Francia con la participación de unas 100.000 personas, diversas de ellas en puntos estratégicos, como refinerías, nudos de transporte o mercados. El ministro del Interior en funciones, Bruno Retailleau, ha advertido que no "se tolerará ninguna clase de bloqueo", y preparándose para la firmeza de las fuerzas de la orden, los activistas implicados en los bloqueos han repartido hojas sobre cómo reaccionar en caso de producirse detenciones.
El movimiento contestatario "Bloqueémoslo todo" ha nacido este verano en las redes sociales como una forma de protesta contra las medidas de austeridad propuestas por el gobierno ya cesado de François Bayrou, que quería coger unos recortes de unos 44.000 millones de euros y la congelación de varias prestaciones sociales para los presupuestos de 2026, entre otras medidas polémicas. Los miembros de "Bloqueémoslo todo" se han organizado al margen de los grandes partidos y de los sindicatos, aunque, a posteriori, fuerzas progresistas como La Francia Insumisa (LFI) han anunciado su apoyo a la protesta. Precisamente este carácter de movimiento social no partidista movilizado a través de las redes es el que lo hace similar al de los "chalecos amarillos", un grupo contestatario organizado hace siete años en torno a las rotondas de las zonas periurbanas que exigía, vistiendo chalecos reflectantes, la retirada de un impuesto sobre el combustible. Sus reivindicaciones, no obstante, se extendieron a otras áreas como la de los servicios públicos y las desigualdades salariales, sobre todo en las áreas rurales y urbanas. El presidente francés, Emmanuel Macron, se tuvo que doblar a algunas de las exigencias del movimiento, retirando el impuesto a la gasolina.
Más jóvenes y más politizados que los "chalecos amarillos"
A pesar de sus similitudes en su tono contestatario y en su voluntad de crear un movimiento poco organizado y de carácter popular, el movimiento "Bloqueémoslo todo" que se movilizará el miércoles 10 de septiembre, reúne en sus filas a más gente joven que los "chalecos amarillos" y con afinidades políticas marcadamente más de izquierdas. Después de una investigación en los grupos en línea a través de los cuales se organizan las protestas, el politólogo Antoine Bristelle, que es el jefe del Centro de Observación de la Opinión de la Fundación Jean Jaurès, un think tank próximo a la socialdemocracia, ha sabido que los que respondieron sus preguntas eran menos propensos a haber "experimentado inseguridad económica de primera mano" que los "chalecos amarillos" y que estaban motivados por un "fuerte convencimiento político de izquierdas y un deseo de actuar 'para los demás'". De hecho, solo el 27% de los encuestados declaraban haber participado en las protestas del 2018 en el 2022 y el 69% afirmaban haber votado para|por Jean-Luc Mélenchon, candidato presidencial de la fuerza de izquierdas LFI, cuando este recibió un 22% del voto en las elecciones.