Vuelve a ser la hora del Premio Nobel de Literatura, tendremos el veredicto hoy a las 13:00 h. El año pasado se lo llevó la autora surcoreana Han Kang, la primera mujer asiática que lo gana. El Nobel de Literatura tiene una remuneración de 1,2 millones de dólares. ¿Qué candidatos suenan para este año? Suenan nombres diversos, algunos desde hace años y otros nuevos: Haruki Murakami, Anne Carson, Raul Zurita, Amitav Gosh, César Aira (el último latinoamericano en ganarlo fue Mario Vargas Llosa en 2010), la mexicana Cristina Rivera Garza.
Este año le “tocaría”, según predicen los expertos, a un hombre blanco del mundo anglosajón, francés o germánico
En el ámbito hispánico también ha sonado el nombre de Enrique Vila-Matas, pero las apuestas más fuertes son por el novelista suizo Christian Kracht y por los australianos Gerald Murnane y Alexis Wright (autora aborigen). Este año le “tocaría”, según predicen los expertos, a un hombre blanco del mundo anglosajón, francés o germánico. Aun así, también hay rumores sobre los húngaros Laszlo Krasznahorkai y Peter Nadas y sobre el rumano Mircea Cărtărescu.
Uno de los indicios proféticos es que Kracht hizo un acto en la feria del libro de Gotemburgo y muchos miembros de la Academia Sueca estaban sentados en primera fila
¿Quién es quién?
Christian Kracht, de 58 años, es un escritor posmoderno en lengua alemana. Periodista y guionista suizo, en los noventa fue corresponsal en la India y escribe sobre cultura pop y consumismo. Es el autor de Eurotrash, una novela en la que el alter ego del autor emprende un viaje por carretera con su madre alcohólica y tarada por toda Europa. El dinero lo han sacado de la herencia que la familia ha obtenido de los tiempos del nazismo y que ha invertido en la carrera armamentística (pinta bien, realmente). Peter Handke (también galardonado con el Nobel) alabó la inteligencia de Kracht con motivo de una reseña que Handke hizo de Eurotrash. El editor de cultura Bjorn Wiman del medio de referencia sueco, el Dagens Nyheter, apunta a AFP que Kracht es el favorito. ¿Cómo se sabe? Uno de los indicios proféticos es que hizo un acto en la feria del libro de Gotemburgo y muchos miembros de la Academia Sueca estaban sentados en primera fila. Esto ya pasó con la autora austríaca Elfriede Jelinek, que poco después ganó el premio en 2004.
Murnane tiene todas las características del autor misterioso, porque es difícil contactar con él; la clase de escritor que no te coge el móvil. Por otro lado, Alexis Wright es una autora de nación waanyi, aborigen australiana.
Gerald Murnane nació en Melbourne en 1939 y describe su obra como “ficción literaria”. Es un hombre con un perfil público bajo, y nunca ha salido de Australia. En su novela publicada en los setenta, Tamarisk Row, habla de la adicción al juego del padre, la religiosidad de la madre y la crueldad de sus compañeros de escuela. En The Plains, Murnane describe la cultura de los terratenientes australianos. El New Yorker la describió como una obra maestra. Murnane tiene todas las características del autor misterioso, porque es difícil contactar con él; la clase de escritor que no te coge el móvil. Por otro lado, Alexis Wright es una autora de nación waanyi, aborigen australiana de las tierras altas del sur del Golfo de Carpentaria. Nació en 1950 y ha recibido reconocimiento en su país, con títulos honoríficos en universidades australianas y varios galardones por sus obras de ficción, como Carpentaria, The Swan Book y Praiseworthy. También escribió Take Power, una no ficción que recoge la historia oral de Central Land Council, y Grog War, sobre el abuso del alcohol en su comunidad de origen.
Su novela Tango satánico (Edicions del Cràter, 2025) inspiró la película homónima de Béla Tarr, y figuras intelectuales como Susan Sontag o W.G. Sebald han elogiado la universalidad de su obra.
Laszlo Krasznahorkai es un escritor y guionista húngaro de prosa difícil. Es abogado de formación y tiene 71 años: hasta 1987 no había salido nunca de su Hungría natal (entonces comunista), pero cuando lo hizo viajó repetidas veces a Mongolia y a China, donde ha vuelto repetidamente. Estos viajes son interesantes si tenemos en cuenta que el húngaro es una lengua probablemente emparentada con las lenguas mongólicas. Su novela Tango satánico (Edicions del Cràter, 2025) inspiró la película homónima de Béla Tarr, y figuras intelectuales como Susan Sontag o W.G. Sebald han elogiado la universalidad de su obra. El también húngaro Peter Nadas es escritor, periodista y fotógrafo, y también ha recibido el elogio de Susan Sontag y ha sonado como candidato al Nobel varias veces. Como Krasznahorkai, tampoco es un autor de prosa fácil, y ha recibido bastantes premios literarios europeos (¿le darán el premio por excelencia? Lo sabremos dentro de unas horas).
Mircea Cărtărescu es el gran autor rumano vivo, una estrella literaria en su país. Nació en 1956 y empezó por la poesía, cuando el dictador Ceausescu aún estaba vivo. Profesor de la Universidad de Bucarest desde 1980, su librería preferida es la que está al lado del parque de Cişmigiu, el más antiguo de la ciudad. Leerlo es una experiencia parecida al punto medio entre el sueño y la vigilia, y en catalán tenemos traducidas sus obras –incluidas las obras El ala derecha, El ala izquierda y la magna novela Solenoide.
La representación pendiente
El Premio Nobel existe desde 1901 y lo han ganado, sobre todo, escritores blancos occidentales de edad avanzada. Entre los 121 laureados solo hay 18 mujeres, y solo unos pocos ganadores escribían en lenguas asiáticas o de Oriente Medio. No hay ningún autor que escriba en lenguas africanas (de ahí que se hablara del keniano Ngũgĩ wa Thiong'o, autor en kikuiu, que ha muerto sin el galardón). En 2018, el #MeToo sacudió la Academia Sueca, y como consecuencia se sustituyeron la mitad de sus miembros. Desde Estocolmo se comprometieron a ampliar el campo de visión, tanto en el ámbito de género como geográfico, y desde entonces el porcentaje de mujeres premiadas y de las lenguas no europeas ha aumentado un poco.