La red de Metro de Barcelona esconde muchas sorpresas y espacios desconocidos, algunos de los cuales se pueden visitar en el marco de la celebración del centenario del Metro, pero las estrellas de estos espacios ocultos son las llamadas estaciones fantasma, es decir, paradas que por diversos motivos no se utilizan. A banda de la estación fantasma de Correus, en la L4, en ElNacional.cat hemos podido acceder a la estación de Gaudí, un viaje a un curioso multiverso que a continuación os explicamos.
Si alguna vez habéis pasado por la avenida Gaudí de Barcelona, os habréis fijado en que en el cruce con las calles Lepant y Rosselló hay unas bocas de metro que no encajan con ninguna estación en servicio: corresponden a la estación Gaudí de la L2. Esta estación, completamente terminada, se construyó en 1968, pero un cambio de planteamiento asignó este tramo de Metro a la L5 y como estaba demasiado cerca de la estación de Sagrada Familia, se optó por no llegar a abrirla. Más allá de algunas acciones de marketing como rodajes de anuncios, esta estación nunca ha estado abierta al público hasta ahora, que se organizan visitas en el marco del Centenario del Metro.
El vestíbulo de la estación está ahora ocupado por dependencias de TMB, así como locales de la asociación de trabajadores jubilados, pero desde aquí se puede acceder a un pasillo donde se expone material antiguo de la red de autobús y que permite llegar al punto más importante de la visita: el andén, un espacio congelado en el tiempo, pero donde ahora se ha montado una muestra de material histórico del Metro. Se puede ver desde una expendedora de billetes centenaria hasta una validadora con torniquete de los años ochenta, pasando por cartelería antigua, billetes históricos y colecciones de gorras del personal de TMB.
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Ahora bien, lo más impactante de todo esto es estar en un andén que nunca llegó a entrar en servicio, pero por donde pasan los convoyes de la L5 circulando en servicio regular. Es como entrar en un multiverso que también experimentan los viajeros del Metro, cuando se les aparece de repente una estación imprevista que no sale en los mapas.
¡Visto y no visto!
En resumen, bajar a una estación fantasma es una experiencia insólita, y por eso vale la pena disfrutar de las imágenes, que es el propósito del ¡Visto y no visto!, una selección de vídeos para mostraros espacios cerrados, en construcción, zonas de obras u otros lugares habitualmente no accesibles para el gran público. Ah, si hacéis el tramo de la L5 desde Sant Pau | Dos de Maig hacia Sagrada Família, mirad atentamente al túnel: si veis un andén con luz y gente, no sufráis, que no son fantasmas, aunque os parezca que habéis entrado en una dimensión desconocida.