El aspecto más reconocible del Mercado de Santa Caterina es su espectacular cubierta, pero este es solo uno de los muchos detalles que se pueden destacar de un equipamiento que, por encima de todo, es un templo del producto fresco y la buena comida. ¡Acompañadme en este Barcelona Exprés para descubrir este mercado!

 

El mercado se sitúa en el distrito de Ciutat Vella y da nombre al barrio que lo rodea, el de Santa Caterina. Su origen se debe buscar en el antiguo convento dominico del mismo nombre, desamortizado y demolido en 1837, para dar paso al mercado, que fue inaugurado en 1848 y reformado integralmente en 2005.

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El convento era una imponente construcción gótica lamentablemente perdida, de la cual apenas se han conservado los cimientos, parte de los cuales fueron musealizados a raíz de la intervención de 2005, tras una profunda intervención arqueológica en todo el ámbito del mercado donde se encontraron restos que se remontaban hasta los 4.000 años de antigüedad, en la edad de bronce. El espacio musealizado lo encontramos en un extremo del mercado, dentro de un centro de Interpretación Arqueológica a cargo del Museu d'Història de Barcelona, con interesantes plafones explicativos.

En cuanto al mercado, es el gran espacio de suministro de producto fresco del Casco Antiguo de Barcelona que, además, ha sabido mantener su carácter vecinal y de proximidad sin sucumbir a la turistificación, como ha pasado en la Boqueria, de manera que la esencia de esta plaza son sus puestos de venta tradicional: fruterías, verdulerías, pescaderías y carnicerías, principalmente.

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Como ya habíamos dicho, la parte más destacada es la cubierta ondulante, la parte más visible de la restauración de principios del siglo XXI, obra de los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliabue. Por dentro está formada por una impresionante cercha de madera, mientras que la parte exterior, con un mosaico cerámico de 4.200 m² con los colores de las frutas y las verduras, se ha convertido en el icono de este mercado y un símbolo de la Barcelona moderna y cosmopolita que arraiga en un espacio tradicional y de uso eminentemente vecinal.

Ahora bien, lo mejor de este mercado no se encuentra en su historia o en su arquitectura, sino en su razón de ser. Esto es así porque gracias a los productos de sus puestos se puede comer de maravilla, tal como nos explica desde La Gourmeteria nuestra compañera Menja amb Gust.