¡Hola hola, gourmeters! Volvemos con nuestra serie dedicada a los mercados de Barcelona, después de las visitas a Sant Antoni y al Ninot, para demostrar, una vez más, que estos espacios llenos de vida son un lugar ideal para ir a comer. El Mercado de Santa Caterina tiene una historia fascinante: situado en el corazón de la ciudad, fue remodelado para recuperar la esencia de los mercados tradicionales incorporando un tejado icónico de colores ondulados que ya se ha convertido en una seña de identidad. Pero más allá de la estética, el mercado es un lugar donde aún se respira autenticidad: aquí los vecinos hacen la compra diaria con el carro y los productos frescos siguen siendo los protagonistas.
Como ya es habitual, nos acompaña Jordi Palmer, que a través de sus vídeos de Barcelona Exprés nos guía por los detalles del edificio y la historia que se esconde tras estas paradas, mostrándonos un mercado que va mucho más allá de las frutas y verduras.
En el Mercado de Santa Caterina se come de primera, y en sus locales se puede degustar desde platos tradicionales hasta propuestas creativas que reflejan la calidad y la pasión de los paradistas. Así, este mercado no solo es un punto de compra, sino una experiencia gastronómica que vale la pena vivir. Aunque su tejado espectacular ha atraído inevitablemente la atención de los turistas, a diferencia de la Boqueria, Santa Caterina aún conserva una cierta calma y autenticidad. Es un lugar donde se ve a mucha gente comprando y conversando con los paradistas, y donde hoy os enseñaremos algunos de sus locales donde tomar un buen desayuno, aperitivo o comida.
Las Cuines de Santa Caterina
Empezamos la ruta por el Restaurante Cuines de Santa Caterina, que destaca desde el primer momento por el espacio: luminoso, con mucha vegetación interior, una estantería de madera llena de productos a la vista, y grandes ventanales que conectan con el ambiente del mercado. La decoración huye de la estridencia, pero imprime carácter: materiales naturales, muros que respiran y aquel toque de “loft de mercado” que hace que tanto el producto como la arquitectura sean los protagonistas.
Recomendamos el plato estrella, los canelones trufados, que llevan veinte años sirviéndose, y si este plato no pasa de moda será por algún motivo. Las tres unidades que se sirven están cubiertas de abundante bechamel y el aroma trufado es evidente. Lo mejor, sin embargo, es la carne del relleno, comprada en el mercado y con una textura impecable, nada pastosa (que ya se sabe que a veces el relleno del canelón se tritura demasiado y parece un paté). Se nota que la carne es buena, bien tratada y que no se esconde detrás de condimentos que la tapan.

El responsable, José Santiago, nos ha explicado que una de las partes que más le gratifica de trabajar en un mercado como Santa Caterina es poder adaptarse en tiempo real a los gustos de los clientes. Si alguien le dice que no le gusta algún ingrediente o pide un cambio, puede salir al mercado, buscar un producto fresco y hacerle el ajuste necesario. Esta proximidad con el cliente y con el producto transforma cada plato más que en una simple receta: es un diálogo constante, y eso se nota en el sabor.
La Torna
En el Forn La Torna todo gira en torno al pan, pero sería injusto reducirlo solo a eso: aquí cada plato respira mercado y proximidad. Nosotros probamos un bacalao con muselina de alioli y unas verduras de temporada a la brasa, y aún salivamos solo de recordarlo. El bacalao se abría en láminas generosas, cocido en su punto exacto, y la muselina, a pesar de ser abundante, era sorprendentemente suave y armónica. Las verduras, con un toque sutil de romero, no necesitaban nada más para brillar.

El pan, sin embargo, es el protagonista indiscutible. Montserrat Rocamora, fundadora de La Torna, nos dijo que en realidad “el plato principal es el pan, y el bacalao lo acompaña”. Y no exagera: su pan de coca de vidrio tiene una corteza crujiente, interior ligero y aéreo, y aquella textura que te hace imaginarlo también como el mejor pan de bocadillo posible. Es de esos panes que no pesan y que invitan a repetir.

En La Torna, lo que sale de las paradas del mercado va directo al plato, y esto explica por qué sus desayunos de bocadillos y pastas caseras tienen tan buena fama, o por qué sus platos de la carta no fallan. Es la combinación de proximidad, tradición y honestidad, eso sí, con el pan como bandera.
Bar l'Univers
El último lugar por el que pasamos fue el Bar L’Univers, un espacio que combina la clásica barra de mercado con una terraza ancha llena de mesas, ideal para disfrutar de la vida del mercado mientras se come. Gerard, responsable del local, nos explicó que, aunque tienen una carta, la varían constantemente según lo que hay disponible en las paradas del mismo mercado, lo que garantiza frescura y producto de primera calidad. Aquel día probamos unos boquerones frescos fritos que eran una verdadera delicadeza. El frito estaba perfecto: crujiente por fuera, suave por dentro, sin grasas sobrantes, y con aquel toque que solo se domina con técnica, porque un frito aparentemente sencillo es, en realidad, todo un arte. El boquerón se podía comer entero sin ningún problema; la espina, casi imperceptible, se podía masticar sin dificultades, lo que denota un producto fresco y bien trabajado.

Completamos la comida con unas albóndigas clásicas con setas y un poco de arroz, que combinaban proteína, verdura y carbohidratos de manera equilibrada. Este plato simple resume lo que ofrece L’Univers: comida de mercado con productos de calidad, bien cocinados y con una presentación que te abre el apetito solo con mirar la barra, donde todo está expuesto en bandejas para que puedas elegir y ver lo que te apetece.
Después de probar los platos de Cuines de Santa Caterina, La Torna y el Bar L’Univers, hay un hilo común que los une: los tres reflejan la magia de comer de mercado hecho con producto fresco y proximidad, pero cada uno con su estilo y personalidad. Cuines combina técnica y creatividad en cada plato, La Torna pone el pan y el producto local en el centro de la experiencia, y L’Univers muestra cómo la tradición de la barra de mercado puede ofrecer platos sabrosos y equilibrados en el día a día. Si queréis conocer más sobre la historia del mercado, su edificio icónico y curiosidades que solo se descubren con ojos de barcelonés, no dejéis de visitar el Instagram de El Nacional.cat para ver el Barcelona Exprés de Jordi Palmer. Allí encontraréis todos los detalles que hacen de este mercado un lugar tan especial y auténtico. ¡Hasta pronto, gourmeters!