Pocos hubieran imaginado el calado y la afección que ha tenido la guerra de Ucrania sobre el Bitcoin, al igual que sobre el resto de las criptomonedas del mercado. El conflicto armado del este de Europa está a escasos tres días de cumplir un año. 365 días han pasado desde que las tropas rusas decidieran invadir a su país vecino, generando un carrusel de problemas tanto económicos como geopolíticos, que, como no podía ser de otra forma, también han afectado al mercado de las criptomonedas.

De hecho, desde el inicio del conflicto armado, el Bitcoin, el Ethereum, y el resto de activos electrónicos, iban a tener un papel protagonista en el transcurso de la guerra y, sobre todo, en el devenir de las posteriores sanciones económicas que Occidente impondría a Rusia. Y es que, pocos habrían pensado que las criptomonedas también tendrían un papel elemental en la financiación de un país durante el transcurso de un conflicto bélico.

El Bitcoin, una potencial vía de escape y de financiación de Rusia

Unos pocos días después del 24 de febrero de 2022, fecha en la que Rusia comenzó la invasión en Ucrania, los expertos alertaron de que el país liderado por Putin podría eludir las sanciones económicas provenientes de Estados Unidos y de la Unión Europea a través de las criptomonedas. Al mismo tiempo, y teniendo en cuenta que la primera sanción de Occidente fue bloquear el sistema SWIFT, las principales plataformas de criptomonedas comenzaron a ver un repunte de transacciones de rublos a Bitcoin, Ethereum…

Es por ello por lo que, desde Bruselas, pero sobre todo desde Washington, comenzaron a pedir a las principales plataformas de exchange (Binance, Kraken, FTX…) que interrumpiesen las transacciones con la moneda local de Rusia. Occidente vio como los criptoactivos podrían ser no solo una vía de escape para la nación presidida por Putin, sino una manera de costear la guerra y la mejor alternativa para eludir las sanciones de Europa y Estados Unidos, tal y como lo han hecho otros países, como Corea del Norte.

La población rusa y ucraniana vio en el Bit un valor refugio

Otro de los apartados en los que el Bitcoin tuvo mayor protagonismo a raíz del estallido de la guerra fue que varios inversores, tanto rusos como ucranianos, vieron en la criptomoneda reina la mejor forma de poner a buen recaudo su dinero. Ante un panorama como ese, en el que las transacciones tradicionales con rublos estaban bloqueadas, y el sistema SWIFT no funcionaba, la ciudadanía rusa vio una oportunidad de preservar el valor de su dinero.

Las criptos se erigieron como un valor refugio preferido, algo que elevó su valor días más tarde del inicio de la guerra de Ucrania. Paradójicamente, el inicio de la invasión rusa y las primeras sanciones económica para el país presidido por Putin se convirtieron en dos catalizadores del Bitcoin. La cripto creada por Satoshi Nakamoto cotizaba el 24 de febrero de 2022 sobre los 34.267 euros, para ascender hasta los cerca de 40.000 euros el 1 de marzo de 2022. Es decir, en una semana, el BTC creció más de un 16%.

Chainalysis, el líder mundial de peritaje de criptoactivos, apreció un exponencial crecimiento de transacciones de rublos a criptomonedas. De hecho, en la primera semana de la guerra, el número de conversiones de la moneda local de Rusia a criptomonedas se duplicaron. Bien por querer eludir las sanciones de Occidente o por buscar un valor refugio, el Bitcoin pasó a un primer plano en los primeros compases de la guerra.

Los bancos centrales alzaron la voz para luchar contra la inflación

Pese a ello, el efecto negativo de la guerra de Ucrania y, sobre todo, de la posición de Rusia como uno de los agentes clave en el mercado de las materias primas, no tardó en notarse en la industria de las criptomonedas. Ante el toma y daca que mantuvieron (y que mantienen) Rusia y los países occidentales, el precio del petróleo, gas y demás materias primas comenzó a emerger hasta niveles récord debido a que la oferta no se ajustaba a la elevada demanda que había. A su vez, la revalorización de todas las commodities se extrapolaron al negociado de las empresas y, por supuesto, al precio de elementos básicos como la electricidad, afectando al bolsillo de los ciudadanos.

Esto obligó a los principales bancos centrales a endurecer la política monetaria ante una situación que ya en ese momento pintaba mal. La Reserva Federal de Estados Unidos fue la primera en alzar la voz contra la incesante inflación. A mediados de marzo, un mes después del inicio de la guerra, la Fed elevó las tasas de interés en 25 puntos básicos después de dos años inmóviles. Esta sería la primera de las ocho que ha realizado la Reserva Federal hasta la actualidad.

El Banco Central Europeo, pese a que tardó en actuar más que su homólogo americano por miedo a tensar aún más los precios de los productos energéticos y de las materias primas, también endureció la política monetaria después de seis años de ‘tranquilidad’. En julio, el BCE elevó los tipos un 0,50%, abriendo la lata de la ristra de subidas que ha ido haciendo hasta la actualidad.

La coyuntura económica llevó a la quiebra a compañías y proyectos

Ante un escenario como ese, los desajustes en la industria de las criptomonedas no tardarían en llegar. Pese a que, a principios de abril, el Bitcoin marcó su máximo anual en 42.782 euros, todo lo que vendría después sería una caída estrepitosa motivada por el descalabro de varios e importantes proyectos del sector.

Primero fue Terra, la stablecoin de LUNA, que, a mediados de mayo de 2022, cayó debido a que los inversores perdieron la confianza en el proyecto. En ese momento, LUNA era una de las principales redes y su cripto era una de las más asentadas de la industria. Lo que menos se esperaba el sector era una caída de este calado, lo que generó fuertes depreciaciones en el BTC. Entre el 4 de mayo y el 11 de mayo, el Bit cedió más de un 26%.

Entre mayo y junio, la Fed elevó los tipos un 2%, asentándolos sobre el 2,25%. Esto perpetró de lleno sobre el bolsillo de los inversores, quienes liquidaron sus posiciones en el Bitcoin ante el endurecimiento monetario. Varios de ellos se fijaron en el dólar, el cual firmó un 2022 positivo gracias a las sucesivas subidas de tipos. Junio fue el mes más bajista del Bitcoin de los últimos 11 años. La critpo cayó cerca de un 40% en apenas 12 días. Un mes después se produciría la quiebra de Celsius, uno de los principales operadores del mercado cripto que sucumbió ante la coyuntura económica del momento.

FTX echó el cierre a un año agónico

Tras ello, el BTC se mantuvo en la horquilla de los 20.000 y los 21.000 euros hasta principios de noviembre, momento en el que se produjo el que es el mayor fiasco financiero del sector de las criptomonedas, y uno de los más abruptos del sector de las finanzas. FTX se declaró en quiebra después de que varios inversores decidieran retirar sus posiciones del mercado de las criptomonedas. La que en ese momento era una empresa valorada en 32.000 millones de dólares, se derrumbó debido a un conjunto de malas prácticas llevadas a cabo por sus fundadores. Más de 8.000 millones de dólares de los clientes de FTX se quedaron en el limbo, y gran parte de ellos siguen esperando a ser indemnizados hoy en día. La quiebra de la plataforma cripto ha sido un antes y un después en la industria cripto.

Esta terminó de lastrar al Bitcoin, que desde principios de noviembre hasta finales del ejercicio decreció más de un 27%, hasta los 15.409 euros, el nivel más bajo desde diciembre de 2020.

La guerra también ha germinado la inestabilidad y el descontrol en el mercado de las criptomonedas. Pese a que, hoy en día, parece que los inversores han recuperado parte del optimismo, el año de guerra ha mostrado que los vaivenes macroeconómicos también tienen una influencia directa sobre la cotización de los activos y, sobre todo, sobre el negocio de las empresas del sector.