Los días pasan desde que FTX se declaró en bancarrota, pero el efecto del descalabro todavía se siente en el mercado de las criptomonedas. El último capítulo de esta historia ha dejado a Sam Bankman-Fried entre rejas. El pasado lunes, la Fiscalía de Nueva York solicitó a las autoridades de Bahamas la detención y extradición del joven empresario. En una operación conjunta entre la fiscalía neoyorquina y la policía del país caribeño, el cerebro de FTX fue detenido y, posteriormente, acusado de ocho cargos por la fallida de la empresa que fundó.

Habiendo pasado más de un mes de la declaración de bancarrota de la plataforma de exchange, una de las conclusiones que los expertos sacan es que el caso de FTX es distinguido al resto de hecatombes empresariales. De base, que el mercado compare a Sam Bankman-Fried con Bernie Madoff , el estafador que llevó a cabo el mayor esquema Ponzi de la historia, habla de relevancia del asunto.

De emblema en criptovillano

Por lo pronto, al 'rey Midas', como muchos criptoinversores le apodaban, ha sido acusado de ocho cargos, entre los que se encuentran lavado de dinero y fraude electrónico. Además de ello, la Fiscalía de Nueva York declaró que Bankman-Fried había utilizado FTX desde el inicio para estafar a sus clientes.

Según declara el organismo estadounidense, el plan del joven empresario era desviar los dineros de los inversores para pagar gastos y deudos de Alameda Research, que a su vez era el fondo de coberturas de Sam Bankman-Fried y que tiene un estrecho vínculo con el entorno de las criptomonedas. Este fondo, como FTX, se declaró en bancarrota el mismo día que lo hizo la empresa de criptos.

El que fuera uno de los personajes de mayor reputación en el mundo de las criptomonedas, ha pasado a ser un personaje oscuro. Aunque por el momento se encuentra encerrado en una presó de Bahamas, el próximo 8 de febrero se celebrará la audiencia para la extradición a Nueva York.

Ray III al rescate de FTX

Como fuera, y lejos del encarcelamiento de Bankman-Fried, las investigaciones sobre la fallida de FTX continúan. A los expertos les sorprendió la rapidez con la que salió de la empresa el ya expresidente y la prematura declaración de bancarrota. Como es sabido, tras la fallida, se descubrió que la plataforma de exchange tenía un agujero de más de 8.000 millones de dólares, e infinidad de inversiones estancadas.

John J. Ray III, director ejecutivo de FTX, fue contratado para supervisar los procedimientos del hundimiento de la compañía con sede en Bahamas. Ray es una figura experimentada y reputada en el entorno empresarial. Es conocido por haber devuelto el orden a otras empresas quebradas como Enron o Fruit of the Loom.

FTX, un reto mayúsculo

Pese a ello, el ahora CEO de FTX asume que el reto al que se enfrenta se distinguió al resto. El propio Ray, en un informe escrito el pasado 13 de diciembre, argumenta: “Nunca en mi carrera había visto una falla tan absoluta de los controles corporativos en todos los niveles de una organización”.

Entre algunas de las acciones "inaceptables", tal y como las etiqueta Ray, que llevó a cabo FTX destaca "el almacenamiento de ciertas claves privadas para acceder a cientos de millones dólares en criptoactivos sin controles de seguridad eficientes". Otro de los problemas que extrae el actual CEO de la compañía es “la capacidad de Alameda, el fondo de cobertura del Grupo FTX, para tomar prestados fondos mantenidos en FTX.com y usarlos para su propio comercio”.

El temor ha crecido entre los inversores

La que fuese la cuarta criptoplataforma más importante del mercado contaba con “un grupo muy pequeño de personas extremadamente inexpertas y poco sofisticadas que no implementaron prácticamente ninguno de los sistemas necesarios en una empresa en la que se confía dinero”, explica Ray.

Así es como se ha fraguado la que hasta ahora puede ser la fallida más abrupta del mercado de las criptomonedas. El hundimiento de FTX ha puesto entre la espada y la pared al sector cripto en su totalidad. La realidad es que, pese a que hay inversores que todavía crean en el potencial de estos activos, la pérdida de credibilidad del sector es evidente.

Con la fallida de la plataforma, la susceptibilidad de los inversores se ha magnificado. Cualquier movimiento dudoso genera temor en el mercado. De ahí que, por ejemplo, los movimientos de Binance se miren con lupa. Con la reciente “paralización temporal” de los reembolsos de USDC anunciada por la empresa, las alarmas del mercado se encendieron, anticipando una nueva caída del mercado que finalmente no se ha dado.

El mercado sea resentido

Por otro lado, el descalabro de FTX ha traído consigo el criptoinvierno. Desde que se anunciara el cese de operaciones de la empresa, las principales criptos se han instalado en una tendencia lateral de la que, por el momento, no son capaces de salir. El bitcoin se mantiene sobre los 16.300 euros, mientras que el ethereum pelea por alcanzar los 1.200 euros.

La hecatombe de FTX ha sido el último golpe al peor año de las criptomonedas. El sector, por diferentes motivos tanto ajenos como intrínsecos del mercado cripto, no ha logrado crecer en 2022. De hecho, las criptomonedas más importantes marcan unas caídas superiores a 50% en lo corrido en el año.

Es evidente que el descalabro de la plataforma expresada por Bankman-Fried no es común. De base porque pertenece al sector de las criptomonedas, el cual está mirado con lupa y cuenta con varios detractores, y, por supuesto por la cantidad de dinero que se ha perdido y que, casi con seguridad, será imposible de recuperar.