En Japón, donde nos llevan unos años de adelanto en esa carrera hacia el abismo que nos afana a todos los habitantes de eso que llamamos primer mundo, sufren en toda su crudeza un problema que ya notamos aquí: la falta de mano de obra en sectores como la industria y los mantenimientos. Como aquí, allí todo el mundo prefiere dedicarse a otros menesteres y resulta difícil encontrar fontaneros, electricistas, carpinteros y, por supuesto, poceros. Para solucionarlo, van a mirar a ver si pueden apañarse con robots.

Arácnidos metálicos
Tienen, de hecho, hasta un prototipo, que ha diseñado Tmsuk, una empresa japonesa de robótica, y que tiene ocho patas articuladas y se parece mucho a una araña. Gracias a esta forma tan particular, puede moverse sin dificultades por las tuberías y canales de las redes japonesas de alcantarillado. Equipan, además, una CPU Raspberry Pi.
Mucho trabajo
Japón es uno de los primeros países de todo el mundo en los que se generalizó el alcantarillado urbano, y por eso, muchas de las canalizaciones superan los 50 años, que es la vida útil media que tiene una infraestructura de estas características. El trabajo que queda por delante es, por tanto, ingente, y van a hacer falta, además de los robots, muchos profesionales formados en habilidades como las que permitirán manejarlos. La idea de Tmsuk es que en 2024 su ejército de arañas esté ya en servicio y se encargue de labores de revisión y control de calidad. En el futuro, también harán pequeñas reparaciones. Ser pocero se va a poner difícil en Japón, porque, para ejercer ese empleo, habrá que aprender programación, robótica y saber manejar un sinfín de dispositivos.