Tras más de 50 años sin pisar la Luna, Estados Unidos ha decidido que quiere volver a visitar el satélite de la Tierra con el nuevo programa Artemis. Este nombre no es casual. En la mitología griega, Artemis/Artemisa es la diosa hermana gemela de Apolo, nombre que recibió el programa espacial que permitió a los primeros astronautas poner un pie en la superficie lunar.

El programa Artemis busca regresar a la Luna, pero con un enfoque diferente al del programa Apolo. El objetivo no es solo explorar, sino también construir una base lunar y explotar sus recursos. Toda la tecnología que se utilice durante el programa, así como la experiencia obtenida, se aprovechará para el verdadero fin: viajar a Marte y otros lugares de la galaxia.

La NASA está colaborando con SpaceX, la compañía aeroespacial de Elon Musk, para que el programa Artemis sea todo un éxito. SpaceX se encarga de proporcionar el Starship, un sistema de lanzamiento de nave espacial totalmente reutilizable diseñado para permitir el transporte de carga y pasajeros hacia la órbita terrestre, la Luna, Marte y más allá. El multimillonario sudafricano está muy concienciado con el proyecto, así que SpaceX ha rediseñado algunas partes del Starship para mejorar su estabilidad y control.

Un rediseño necesario tras los fallos en los vuelos de prueba

De los cambios de diseño en el Starship de SpaceX, el más notable es la eliminación de una aleta de aterrizaje del propulsor Super Heavy (Superpersado), ya que ahora cuenta con tres aletas de rejilla un 50 % más grandes y fuertes para mejorar el control del vehículo durante el descenso.

El cambio se dio a conocer hace unos días a través de una publicación en la red social X, anteriormente conocida como Twitter y propiedad de Elon Musk. La cuenta oficial de SpaceX compartió una serie de imágenes para mostrar el complejo diseño en en forma de panal de las nuevas aletas de la rejilla.

Al parecer, el rediseño tiene un motivo de peso: los informes citan el desarrollo a raíz de recientes fallos en los vuelos de prueba. Se dice que estas aletas están entre las superficies de control aerodinámico más grandes jamás construidas para un cohete. Funcionan manipulando el aire que pasa a través de ellas, dando al propulsor una mayor maniobrabilidad.

Además, SpaceX ha añadido un nuevo punto de enganche al propulsor, montando las aletas más abajo para alinearlas bien con los brazos de la torre. Este cambio permite que la torre atrape directamente el cohete que regresa, eliminando la necesidad de una plataforma de aterrizaje. Por otro lado, algunas partes internas de las aletas, como el eje, ahora están dentro del tanque de combustible principal del propulsor para una mejor protección.