Hace muchos días que no llueve y las previsiones a corto plazo son poco optimistas. Este periodo sin lluvia (en algunos lugares hace casi 3 meses que esperan que las nubes descarguen) sigue en la línea con el que el Servicio Meteorológico de Catalunya han catalogado como un 2021 "seco o muy seco" en el país, donde solo territorios del sur y algunas zonas del Pirineu han tenido un año relativamente normal en este sentido. De hecho, detalla Marc Prohom, cabeza del Área de Climatología del Meteocat, teniendo en cuenta el índice a 12 meses, la situación actual es de una sequía excepcional. Esta ya ha empezado a afectar a los acuíferos, donde se ha disminuido la recarga, y los embalses de cuencas internas de Catalunya, donde llega menos volumen de agua. Ahora mismo, estos se encuentran a un 55% de su capacidad, aunque esta va variando mucho en diferentes puntos del territorio. Por ejemplo, las reservas de agua al sistema Ter-Llobregat, el sistema que da servicio a la mayor parte de la población catalana, está en un 58%. Hace un año, su capacidad era del 86%.

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que los episodios de sequía son muy habituales en el clima mediterráneo. En palabras de Prohom, "la sequía ha estado siempre". La de este año se reproduce también al conjunto de España, con episodios especialmente graves en el sur. Los embalses del Estado están en un 45% de su capacidad (un 10% menos que aquí), casi 15 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años. Esta situación solamente se podría revertir con una primavera muy lluviosa.

De momento, prevención

En este contexto, en Catalunya se ha estrenado un nuevo plan de sequías, que moderniza el que se ha utilizado hasta ahora. Según reconoce Jordi Molist, director del Área de Abastecimiento de la Agencia Catalana del Agua, el anterior actuaba "demasiado tarde" y cuando quedaba poco margen de maniobra para revertir la situación generada por la falta de lluvia. Este nuevo plan ha permitido activar ya algunas medidas de prevención para llegar a episodios más graves, en fase de prealerta en algunos territorios. Por eso se muestran "ocupados", pero no alarmados ni preocupados. Molist detalla que con la nueva planificación se puede gestionar el episodio antes de que esta se vuelva preocupante, aplicando medidas progresivas como los mensajes para reducir el consumo o poner en funcionamiento las desaladoras." Actividado este plan, desde la ACA piden paciencia y reconocen que el futuro depende de las lluvias de la primavera.

El pantano de Rialb, al 35% de su capacidad el pasado mes de noviembre / ACN

Medidas según los territorios

Otra de las novedades del plan reside en el hecho de que se haya dividido el territorio en regiones diferenciadas. Así, se pueden aprobar medidas concretas en los territorios donde haga falta. Por ejemplo, el Alt Empordà es una de las comarcas donde ha afectado más a la racha seca (casi 80 días consecutivos con una precipitación inferior a 1 mm) y a finales de octubre se activó el plan de alerta por sequía en una serie de municipios. Esta, casi cuatro meses después sigue vigente porque las reservas todavía no se han recuperado. En otros puntos del país, la situación todavía es más complicada. En Guixers, un municipio de los Solsonès, la falta de lluvias ha provocado que los acuíferos se hayan secado y dos de sus núcleos se han quedado sin agua potable.

El pantano de Baells (Berguedà) al 56% de su capacidad, este mes de febrero / Europa Press

La situación cambiará cuando los pantanos bajen del 40% de su capacidad, un escenario posible en las próximas semanas o meses si no empieza a llover pronto, la ACA activará la alerta, que implica desplegar medidas de ahorro en algunos usos, como reducir en un 25% el riego agrícola, limitar el llenado de piscinas o establecer una dotación máxima de 250 litros por habitante y día, además de incrementar el régimen de extracción de agua de los acuíferos y el rendimiento de las desalinizadoras.

Los catalanes, concienciados

De momento, una de las primeras medidas que se ha aplicado desde la ACA es hacer un llamamiento a reducir el consumo, tanto en el campo como en el uso diario de los ciudadanos. Según explica Jordi Molist, esta ya es una costumbre adquirida entre la mayoría de catalanes, desde la histórica sequía del 2008. "Esta fue muy dura y tuvo un efecto muy importante en este sentido, ya que consiguió hacer bajar el consumo de agua per cápita que se ha mantenido en unos 120 litros al día por persona", una cantidad "muy ajustada". Así, buena parte de los catalanes aprendieron la lección y saben que hay que cerrar el grifo, por ejemplo, cuando nos estamos lavando las manos o los dientes o que hay que cargar al máximo el lavavajillas antes ponerlo en marcha. En la situación actual, resume Molist, haría falta un esfuerzo adicional por reducir el consumo.

El embalse de Rialb, sin agua en noviembre de 2021 / ACN

Y, con la mirada puesta en primavera, qué dicen las predicciones. Desde la ACA se muestran muy prudentes y evitan vaticinar cuál será la situación entre los meses de marzo, abril y mayo, ya que "las previsiones todavía se tienen que desarrollar, hecho que hace difícil imaginar cómo serán las cosas de aquí a la primavera". En cambio, desde el Servicio Meteorológico, apuntan hacia unas predicciones a medio plazo poco optimistas, con una primavera poco lluviosa". Además, remarcan que aunque puede llover, si las precipitaciones no son abundantes, no se compensarán los meses de sequía: "Que llueva un poquito no es suficiente".

A pesar de ser conscientes de la importancia del ahorro de agua, entre los catalanes no está tan asumido hasta qué punto es clave que llueva. Esta situación se da en zonas urbanas, donde Molist cree que la lluvia se ve como un elemento negativo y que molesta en el día a día. En cambio, en el campo y las zonas rurales, toda la población tiene mucho más interiorizado que el agua es necesaria para vivir y son los que más sufren su ausencia de manera directa.

¿Efecto del cambio climático?

En los últimos meses, la alerta por los efectos devastadores y prácticamente irreversibles del cambio climático se han hecho más visibles que nunca: la temperatura media del 2020 fue 1,2 grados más alta que en la era preindustrial. Todos los estudios científicos señalan a la emergencia climática como la culpable de este aumento de la temperatura. ¿Sin embargo, también es responsable que haga meses que prácticamente no llueva en Catalunya? Prohom explica que todavía hoy no hay estudios que demuestren un impacto sobre la precipitación. En cambio, sí que tiene efectos sobre los periodos de sequía. Marc Prohom detalla que una de las consecuencias del aumento de las temperaturas es que los periodos de sequía se vuelven más intensos y se alargan más en el tiempo.