Joan Manuel Serrat, uno de los artistas más queridos de la música en español, no solo ha dejado huella con canciones que forman parte del imaginario colectivo como Mediterráneo o Barquito de papel, sino también con sus gustos personales, que siempre han estado marcados por la sencillez y la autenticidad. Aunque lleva décadas recorriendo escenarios y conquistando públicos de distintas generaciones, cuando se trata de sentarse a la mesa, el cantautor catalán lo tiene claro: su plato favorito no es una sofisticada receta de alta cocina, sino uno de los clásicos más reconocibles de nuestra gastronomía. Durante más de 20 años, su cena habitual fue un manjar tan humilde como delicioso: huevos fritos con patatas.
Joan Manuel Serrat revela su plato favorito
Lejos de la sofisticación, Serrat confesó en una entrevista que domina como pocos esta receta tan cotidiana. Se define como un hombre al que no le mueve especialmente la comida, pero que siente un profundo respeto por el acto de comer. “Siempre he considerado que comer va más allá de la pura necesidad de alimentarse”, explicaba. De hecho, llegó a montar un restaurante con unos amigos, experiencia que no salió como esperaban, pero que le ayudó a valorar aún más el esfuerzo que supone trabajar en hostelería.

No es casualidad que los huevos fritos con patatas se hayan convertido también en uno de los platos estrella de muchas tabernas. Pese a su simplicidad, pocos platos logran ese equilibrio entre sabor, textura y nostalgia. Prepararlos a la perfección requiere más técnica de la que parece: hay que elegir bien las patatas. Serrat recomendaría sin duda variedades como Monalisa o Kennebec, freírlas en aceite caliente sin que se apelmacen, y lograr que queden doradas por fuera y suaves por dentro.
Un plato que evoca infancia, cenas rápidas y sobremesas tranquilas
A la hora de freír los huevos, el truco está en usar aceite de oliva caliente y no tener miedo a las puntillas, esas esquinas crujientes que tanto nos gustan. Una pizca de sal sobre la yema antes de echarlos al aceite puede marcar la diferencia. El emplatado final, sencillo pero irresistible: una cama de patatas fritas coronada por los huevos, con el interior todavía jugoso. Un plato que evoca infancia, cenas rápidas y sobremesas tranquilas, y que hoy sigue siendo uno de los favoritos en las casas y bares de toda España.

Serrat, con su sensibilidad y su apego por lo auténtico, demuestra una vez más que la verdadera grandeza reside en lo sencillo. Y no hay nada más sencillo, ni más perfecto, que unos huevos con patatas bien hechos.