La tensión entre Rusia y Occidente por el caso del envenenamiento del exespía ruso Serguei Skripal, crece a medida que pasan los días. Esta madrugada el consulado de los Estados Unidos en Sant Petesburg ha cerrado puertas después de que el gobierno de Vladimir Putin anunciara la clausura y la expulsión de los 60 diplomáticos norteamericanos que trabajan. Es la respuesta de Rusia a los países occidentales que se han alineado con el Reino Unido, que acusa a Putin de estar detrás del ataque con veneno en un doble agente ruso y su hija. Washington ha expulsado 60 miembros del cuerpo diplomático ruso y Moscú, le ha pagado con la misma moneda.

A raíz del envenenamiento del doble agente ruso en territorio británico, Londres anunció la expulsión de más de una veintena de diplomáticos rusos y animó en el resto de países occidentales a sumarse. Más de una veintena de estados -la mayoría de la Unión Europea- se alinearon con la propuesta del Reino Unido. Rusia lo calificó de "chantaje colosal" y respondió con el mismo castigo. Putin anunció la expulsión de 150 diplomáticos de Alemania, Francia, Australia, Canadá, Ucrania y también España.

Envenenamiento con gas nervioso

Según la investigación policial, el exespía ruso Serguei Skripal y su hija Yulia van ser envenenado con un gas nervioso denominado "novishock" en las puertas de su casa, en Salinsbury. "Los niveles presenciales más altos del veneno se detectaron en la entrada del domicilio familiar, lo cual hace pensar que estuvo en este punto donde entraron en contacto con el gas nervioso", según el coordinador de la unidad antiterrorista, Dean Haydon. De esta manera, se descarta que el veneno viajara a la maleta de Yulia Skripla en forma de cosmético o que fuera propagado por el sistema de ventilación del vehículo que utilizaron.

La hija del espía ha recuperado la conciencia y ha podido pronunciar las primeras palabras, todo y que Scotland Yard, esperará todavía no lo han interrogado. Su padre, Serguei Skripal, continúa en coma y en estado crítico desde el 4 de marzo