La imagen más simbólica de las fiestas de la Mercè es siempre su cartel, un elemento que identifica la fiesta mayor de Barcelona y que, muy a menudo, genera polémicas, como el del año 2024, o adhesiones entusiastas y casi unánimes, como el de 2021. Este 2025, y a la espera o no de opiniones adversas, el hecho es que el descubrimiento del cartel sí que ha reclamado, como ya es habitual, unos momentos de lectura para poder interpretarlo en su magnitud total, aunque la decisión de sí gusta o no, se pueda prolongar todavía durante un tiempo. En todo caso, no estamos ante un cartel plano, sino de uno con múltiples lecturas que, además, tendrá el añadido que todo su fondo escénico, que es de medida real, formará parte del decorado de la plaza de Sant Jaume durante la Mercè 2025.
El realizador y escenógrafo Lluís Danés es el artífice del cartel, que este año es, de hecho, una obra colectiva. Danés ha sido el creador, pero a partir de un escenario real y de medida humana elaborado por la familia Castells, especializada en la construcción de escenografía, y con una fotografía de David Ruano. Es decir, este año el cartel no es ni una ilustración, ni tampoco una simple elaboración fotográfica, sino que va más allá, ya que cobrará vida como un componente más de la fiesta.
El mismo Danés lo ha definido como un "retablo barroco", que remite a un carro de feriantes, queriendo representar "el momento de llegada de la feria a una ciudad", como un homenaje a las artes escénicas, que son una parte fundamental de la fiesta mayor de Barcelona, pero que también invita a múltiples lecturas y a que "cada uno se imagine lo que quiera". Formalmente, se trata, efectivamente de un carro, ya que tiene ruedas, que carga un escenario escénico que, como un retablo, contiene seis hornacinas donde suceden varios acontecimientos, centrados en la figura de una mujer, que puede representar al mismo tiempo la fiesta y la Virgen a quien está dedicada. Las mismas nubes refuerzan este barroquismo e incluso lo asocian a la imagen religiosa de la ascensión de la Virgen al cielo.
Un cartel con tres niveles
El cartel está dividido en tres niveles. El inferior, a ras de tierra, remarca esta movilidad gracias a las ruedas del carro, y también esta barcelonidad, representada por los cabezudos maceros que representan la ciudad. Ya sobre el carro y dentro del retablo, a izquierda y derecha se encuentran dos figuras humanas, una bailarina y una figura masculina que puede ser también un bailarín o bien un músico, ya que está acompañado de un curioso artefacto musical que remite a la figura, también muy de feria ambulante, del hombre orquesta. La hornacina central aparece vacía, quizás invitando a la participación ciudadana en la fiesta mayor.

El piso superior está centrado, como ya se ha apuntado, por la figura que se relaciona con la Mercè como alma de la fiesta, flanqueada por un cocinero, a la derecha, representando la gastronomía, y una figura femenina quizás más difícil de clasificar que, en todo caso, remite a las artes escénicas. Fuera del retablo todavía aparece otra figura, en este caso una equilibrista, que es la que remacha el cartel y la reconecta con un imaginario circense que tiene la capacidad de laicizar lo que a primera vista se podía llegar a leer como una estampa religiosa.
La ciudadanía podrá dar su opinión
Si ya es habitual que los barceloneses y barcelonesas expresen sus opiniones sobre el cartel de la Mercè, este 2025 lo podrá hacer de una manera más directa. Más allá de las primeras impresiones que ya se empiezan a conocer, la previsión es que durante los días de la fiesta, desde la tarde del martes 23 hasta la noche del domingo 28 de septiembre, el escenario del retablo esté colocado en la plaza de Sant Jaume, donde podrá ser observado, fotografiado y sobre todo, criticado. El cartel, pues, cobrará vida y se someterá al escrutinio de la ciudadanía.