Aunque finalmente la popular Cantada d'Havaneres que da el pistoletazo de salida al verano en Calella de Palafrugell se acabó, como es tradición, con el público entonando El Meu Avi, esta canción no formaba parte del programa. El Ayuntamiento del municipio pidió a los grupos de habaneras que no la tocaran después de que un documental de TV3 sobre el autor revelara unos supuestos vínculos del autor, el militar Josep Lluís Ortega Monasterio, con una red de prostitución infantil, que motivó la presentación de una querella por parte de su familia. Semanas después, esta polémica ha entrado de lleno en el Parlament de Catalunya y la cámara ha reprobado la censura de la habanera, a propuesta de Junts. Concretamente, se ha aprobado el punto de la moción sobre el compromiso del Govern con los símbolos nacionales de Catalunya que reclamaba esta reprobación por una censura "corregida de manera contundente por parte del público de la Cantada d'Havaneres de Palafrugell".

La mayoría que ha aprobado este punto ha sido bastante curiosa: han votado a favor los partidos del bloque independentista (Junts, ERC, CUP y Aliança Catalana) pero también PP y Vox. Los ultras, en uno de los pocos mensajes en catalán, criticaron la decisión del ayuntamiento, con el PSC al frente: "Es un auténtico disparate. Es nuestra habanera. Basta de manipulaciones históricas. Basta de acabar con nuestra libertad, identidad, cultura y tradiciones", decía entonces el portavoz Joan Garriga. En cambio, los Comuns se han abstenido en la votación y el PSC ha votado en contra.

Rechazo a iniciar acciones judiciales por el gag catalanófobo

Esta moción de Junts también incluía instar al Gobierno a poner en marcha "las acciones judiciales oportunas por delito de odio o de discriminación por razones lingüísticas" por el mediático gag que una compañía de teatro hizo en un acto oficial del Ayuntamiento de Barcelona y donde se ridiculizaba la lengua catalana y sus hablantes. En esta ocasión, sin embargo, el punto no ha salido adelante, ya que la cámara se ha dividido entre los independentistas, que han perdido mayoría, y el unionismo. Tanto Junts, como ERC y la CUP habían pedido repercusiones por este gag, amparado por el ayuntamiento en un acto donde se constató que el 99% de las discriminaciones lingüísticas en la capital catalana las sufren catalanohablantes. La derecha, que a menudo desprecia y pone en la diana de sus políticas a la inmigración, salió a defender a este colectivo teatral, formado por mujeres de la América Latina.

El conseller de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila, que rechazó el gag y trasladó al ayuntamiento su malestar por los hechos, ya había advertido que consideraba que la vía legal no era la mejor para luchar contra este tipo de discursos, a pesar de que la recoge el Pacte Nacional per la Llengua aprobado en esta legislatura.