La pregunta ha surgido a raíz de la publicación de una noticia en la cual se descubría un bar de la Barceloneta que cobra las consumiciones en función del tiempo de estancia, por lo cual, el precio de las bebidas varía cuando más se tarde en consumirlas y, en consecuencia, cuando más tiempo se ocupen las mesas. Así, un café, o un capuchino que en si se consume en una mesa de la terraza, tiene un precio de salida de 1,60 euros, cuesta 2,5 al cabo de 30 minutos y llega hasta los 4 euros si la estancia pasa de más de una hora. Lo mismo pasa con el cortado (de 1,40 al cabo de media hora pasa a 4 euros con más de 60 minutos) o con el té, que de un precio inicial de 2 euros, se pasa en los 3 y a los 4 en las mismas condiciones. Y muchos consumidores se hacen la misma pregunta: ¿es legal modificar el precio de las consumiciones en función del tiempo que los clientes tarden en consumirlas? Y la respuesta, es sí, pero siempre que se cumplan unas condiciones. Los propietarios de los establecimientos pueden fijar libremente sus precios, incluyendo tarifas que varíen según el tiempo de uso del espacio, pero están obligados a cumplir unos requisitos de transparencia e información al consumidor, y por eso tienen que informar de manera clara y visible a los clientes antes de que realicen su pedido.
Estas condiciones implican que tiene que haber carteles visibles o información clara al llegar al local sobre el sistema de precios y los límites de tiempo, y allí donde se puedan consultar los precios, como una pizarra o un código QR. Si la información no es clara, visible o se comunica tarde (por ejemplo, en el momento de pagar), la práctica se podría considerar ilegal. Además, si el cliente sufre retrasos por culpa del servicio y, así y todo, se le exige pagar más por este tiempo extra, también se consideraría ilegal. Lo que pretende la normativa es que no existan prácticas abusivas.
La publicación que María compartió a través de la red X (antes Twitter), que ha sido recogida en los medios, ha reabierto el debate entre la opinión pública. Están los que se muestra comprensiva por los abusos que hacen algunos clientes, que pueden estar ocupando una mesa en una terraza durante tres horas con la consumición de un simple café, y los que creen que tienen derecho a hacerlo. La publicación del post en X, que incluye el listado de precios y la fotografía de la entrada del local, ya supera las 300.000 visualizaciones, con muchos comentarios de seguidores que defienden una postura o la otra.
En la Barceloneta si quieres un café te lo tienes que coger en menos de 30 minutos. pic.twitter.com/kJd0dsXjVv
— Maria (@maria_lostia) May 4, 2025
Limitar el tiempo de estancia, otra práctica
Cuando llega el buen tiempo y la temporada alta de turismo, los bares y restaurantes tienen que hacer frente a este aumento del volumen de los clientes y al mismo tiempo evitar que los tiempos de espera se disparen. La práctica de este bar que encarece las consumiciones en función del tiempo es una solución, y la otra, que es la más común, es poner un límite de tiempo para permanecer en las mesas de las terrazas, que varía en función de sí el cliente solo va a tomar una bebida o un café, o bien lo hace para comer o cenar, con lo cual se considera que la factura será más elevada y compensará la estancia.
En Barcelona, no es habitual que los precios cambien en función del tiempo, pero sí que está aumentando la tendencia a poner límites de tiempo en las terrazas para favorecer la rotación de los clientes y así poder sacar más rendimiento de las mesas. Los márgenes de tiempo suelen oscilar entre la media hora y la hora y media, pero lo que es más común es que los locales tengan dos turnos por comida y bajo reserva. Igual que si se opta por encarecer el precio de la consumición en función del tiempo, limitar la estancia en las mesas también comporta tener que cumplir unas condiciones, y que el local informe con transparencia de las limitaciones de estos tiempos. Lo que sería ilegal es que el establecimiento comunique al cliente que tiene que abandonar la mesa al final de su consumición o que los carteles informativos sean pequeños o estén ubicados en una zona poco visible. La otra práctica para rentabilizar las terrazas es poner más mesas de las que permite la licencia que se paga, una acción que es del todo ilegal y que comporta sanciones, y de la cual los vecinos se quejan cada vez más a través de las redes sociales. Pero este ya es otro debate.
Terrazas q ponen tantas mesas como quieren.
— Periquete (@periketetu) April 12, 2025
La hipocresía, el incumplimiento y la mentira están arraigadas en el distrito d Ciutat Vella.
El responsable, @Albert_Batlle_B, un concejal q no vivo aquí.
Ni equilibrio entre intereses contrapuestos, ni vigilancia, ni cumplimiento de la normativa. pic.twitter.com/2Zzy7QjNFv