Los océanos afrontan grandes retos como la privatización de los fondos marinos para la explotación de sus recursos, el calentamiento de sus aguas, la sobrepesca y la contaminación química y por plásticos, desafíos que es previsible queden regulados en un tratado internacional de la ONU. En el Día Mundial de los Océanos que se celebra este sábado, es necesario recordar que estos espacios generan la mayor parte del oxígeno que respiramos y un gran porcentaje de los alimentos para la población mundial, cubren más del 70 % de la superficie del globo y contienen el 96 % del agua del planeta.

Pero los océanos soportan los efectos de la actividad humana y en las últimas décadas más del 90% del calor resultante del incremento de gases de efecto invernadero (GEI) se ha almacenado en su superficie, según datos del Instituto Español de Oceanografía, provocando con ello su acidificación, pérdida de biodiversidad, el incremento del deshielo del Ártico y la elevación del nivel del mar. Según los científicos, los océanos son un sumidero importante para la captura de carbón que almacena en los fondos, lo que permite lograr la mitigación de la crisis climática, de lo contrario, la atmósfera contendría un 50% más de dióxido de carbono y la temperatura en la Tierra sería más alta.

"Sólo el 3% de la superficie está protegida"

Sin embargo, "solo el 3% de su superficie está protegida", ha explicado a Efe la Directora adjunta de Programas de Greenpeace España, María José Caballero. De ahí la necesidad de un tratado internacional que proteja los océanos, según Caballero, para afrontar uno de los grandes retos actuales: la "privatización de sus fondos", relacionados con la bioprospección de recursos genéticos y la minería de profundidad.

Estas dos actividades son "realmente peligrosas", si las empresas "se organizan antes de que se logre la firma de un tratado internacional". En cuanto a minería profunda "hay muchos proyectos, sobre todo para la prospección de gas y petróleo en grandes profundidades". Por ello, desde Greenpeace "hemos incidido en el tema del Ártico", porque con el deshielo se está convirtiendo en una zona navegable, y el tema del cambio climático "no está entre las preocupaciones de las multinacionales, que no tienen problema en seguir con la búsqueda de combustibles fósiles" en esa zona.

"Es necesario dejar esos recursos fósiles en el fondo marino", según Caballero, aunque al parecer las multinacionales van más de prisa que las negociaciones. Precisamente, este jueves se ha conocido en la reunión de los “Tres mares” (Adriático, Báltico y Mar Negro) en Liubliana, el nuevo gasoducto Nord Stream 2. Este proyecto llevará directamente gas ruso a Alemania por el fondo del mar Báltico y comenzará a funcionar previsiblemente el 1 de enero de 2020.

Además, cada año llegan a los océanos más de ocho millones de toneladas de plásticos, que junto a los microplásticos invaden prácticamente todos los espacios marinos. Se han encontrado residuos de este material en los fondos marinos y miles de especies se ven atrapados por ellos.

El fondo marino, un gran desconocido

La sobrepesca, el transporte de mercancías y el turismo en cruceros son otros de los grandes problemas de la biodiversidad marina por la exterminación de especies y la contaminación. Por ello, una gestión adecuada de los océanos es clave para la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 14 de la Agenda 2030. Y así lo plantean desde Greenpeace en su propuesta "30x30". Dicha propuesta se ha elaborado tras una "investigación a amplia escala" realizada por científicos, en la que han dividido las aguas internacionales de los océanos que cubren casi la mitad del planeta en 25.000 unidades, de 100 por 100 kilómetros, según Caballero.

En esas zonas han "mapeado 458 características de conservación diferentes", dejando fuera áreas de gran importancia para la pesca comercial, y "demostrar así que se puede proteger el océano sin afectar una actividad que se lleva desarrollando toda la vida".

contaminacion efe

El fondo marino es un "gran desconocido", ha asegurado Caballero, "hay más mapas de la Luna que de los océanos", por ello "intentamos que se conozca y proteja" y desde la organización “hacemos un llamamiento para demandar de protección del planeta”, que es mucho más importante que los "beneficios de unas pocas multinacionales". Y en ello esperan que se progrese en la reunión de la ONU sobre los océanos, iniciada este viernes en Nueva York.

A la espera de un acuerdo internacional, Greenpeace celebrará el Día de los Océanos con el Artic Sunshine en el puerto de Bilbao, para explicar "lo que hacemos para saber más de los océanos" y apela a formar una "gran ola azul", maquillándose o vistiéndose de azul, para "lograr la protección de los océanos, fuente de riqueza, salud y biodiversidad".

Los químicos del océano, un gran peligro

Al menos 60 de los 3.000 compuestos químicos asociados al plástico suponen un "alto riesgo" para la salud humana, ya que pueden provocar "problemas de tiroides y de fertilidad", incluso algunos ya están "catalogados como cancerígenos", ha explicado a EFE la científica del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC Ethel Eljarrat.

La investigadora ha advertido de que los aditivos comunes del plástico como los bisfenoles, los ftalatos, los retardantes de llama y los metales pesados son "muy nocivos para la salud". Además, alguno de estos químicos, que llegan a constituir "más del 50 % del peso del plástico", son "disruptores endocrinos", es decir, pueden modificar la función hormonal del organismo. Según Eljarrat, los efectos adversos no son inmediatos, pero son bioacumulativos, "provocan una toxicidad crónica", derivado del "resultado de pequeñas dosis diarias de las sustancias químicas". 


La investigadora ha informado de que los plásticos que acaban en los océanos, a través de aguas residuales y corrientes fluviales, "en su mayoría proceden de artículos cosméticos, pasta de dientes, jabón de manos y productos de limpieza". Una vez en el mar, se fragmentan en trozos mínimos del tamaño de un grano de arroz, por la acción de la luz solar y el oleaje, convirtiéndose en un "verdadero peligro", ha recordado la científica.

Los químicos de estos microplásticos "tienden a acumularse en los tejidos de los organismos" y, al no poder metabolizarlo, "muchos de los animales se quedan infectados de por vida", de manera que, "cada vez están más contaminados". Eljarrat ha explicado que, cuando un pez con químicos es devorado por otro más grande, este último acumula la contaminación del primero y "a medida que subimos la cadena trófica los niveles de contaminación aumentan", efecto conocido como biomagnificación

Durante una de sus investigaciones en el mar de Alborán, la científica pudo observar como los químicos retardantes de llama, presentes en la mayor parte de la basura que flota en los mares, "penetran la barrera hematoencefálica y se acumulan en el cerebro de los cetáceos". "En ciertos niveles de contaminación este tipo de químicos pueden provocar problemas de tiroides en las orcas, incluso algunos animales llegan a contraer cáncer", ha revelado.