La polémica en torno a la heladería catalanófoba del barrio de Gràcia ha atravesado fronteras y ya ha llegado hasta Argentina. El diario Clarín, uno de los medios más influyentes del país, ha dedicado una noticia al caso de la heladería DellaOstia, donde repasa la cronología de los hechos y recuerda que no es la primera vez que el establecimiento se ve rodeado de controversias por cuestiones lingüísticas. Lo que más ha llamado la atención, sin embargo, han sido las reacciones a la noticia. Centenares de usuarios argentinos han salido en defensa del negocio y han impulsado una campaña espontánea para compensar la caída de su puntuación en Google. Muchos de ellos animaban a dejar reseñas de cinco estrellas y, al mismo tiempo, criticaban con dureza las quejas de los clientes que originaron la polémica.
Comentarios como “Todavía no entienden que en España se hablan dos idiomas”, “Cuánta ignorancia en Barcelona”,“A los catalanes les gusta que les hablen en árabe” o “No les importaba que Messi no hablara catalán”, ejemplarizan el tono mayoritario de las respuestas. Otros han optado por ser todavía más agresivos, hasta tal punto que Instagram ha tenido que ocultar los comentarios: “Catalanes de mierda”, “Catalufos siendo catalufos, qué asco dan”, “Tendrían que obligarlos a hablar en español”, “Después te vienen a decir que los catalanes son personas tolerantes y abiertas” o “Los catalanes utilizan métodos nazis”, son algunos de los comentarios que han sido restringidos por la red social.
Los hechos sucedidos
El caso estalló durante la Fiesta Mayor de Gràcia, cuando la pareja del regidor de ERC en el distrito, Guillem Roma, sufrió un episodio de discriminación lingüística en la heladería Helados DellaOstia. Según el relato, un trabajador la increpó por dirigirse a él en catalán y, con un tono provocador, le lanzó que era “una maleducada” porque “estábamos en el Reino de España”. Ante la situación, la pareja presentó una reclamación formal y el mismo Roma denunció los hechos en las redes, donde también recordó que otros clientes habían dejado reseñas similares a Google advirtiendo de comportamientos de este tipo.
Dos días más tarde, el local apareció vandalizado con pintadas y adhesivos. La persiana y las fachadas de la calle Torrent de l'Olla y de Vallfogona se llenaron con mensajes como “Fascistas de mierda”, “Putos fachas”,“Este local no respeta el catalán” o “En catalán, la lengua propia de Catalunya”. La acción generó reacciones divididas: mientras algunos lo aplaudían como respuesta contundente contra la catalanofobia, otros la condenaban. Entre estos, el concejal del PP en Barcelona, Daniel Sirera, que criticó públicamente los hechos y aseguró que “ninguna causa justifica la violencia”.