Sentir ansiedad es algo intrínsecamente humano, una emoción normal que, por ejemplo, nos alerta de un peligro. Sin embargo, cuando esa emoción se desborda y llega a paralizarnos, cuando nos impide realizar tareas cotidianas o llegamos a desarrollar preocupaciones o miedos desproporcionados ante situaciones específicas, estamos ante un trastorno de ansiedad que causa un profundo malestar. En estos casos, siempre es necesario pedir ayuda.  Expertos del Hospital Universitari Dexeus, especialistas en tratamiento de la ansiedad, nos dan algunas claves por las que no deberíamos nunca subestimar este problema.

En las últimas décadas, la ansiedad ha pasado de ser una preocupación anecdótica, un problema casi invisibilizado o tabú, a un desafío de salud pública global. En España, los datos confirman esta realidad. Según la Confederación Salud Mental España, más de 2,5 millones de personas padecen ansiedad crónica, siendo sin duda el trastorno mental más prevalente. Además, desde la pandemia de COVID-19, el número de casos de trastornos de ansiedad ha aumentado significativamente, afectando ya a casi el 7% de la población, lo que significa que millones de personas sufren diariamente el tener que lidiar con esta emoción de forma patológica.

"La ansiedad es una emoción normal que es adaptativa y no debería tener más importancia, pero cuando se hace crónica, cuando preocupa excesivamente al paciente, entonces nos encontramos los trastornos de ansiedad", explica el Dr. Josep María Farré, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitari Dexeus. Esta emoción, en su justa medida, nos alerta de peligros y nos impulsa a actuar. Sin embargo, cuando se desborda, puede paralizar la vida de quienes la sufren y generar un malestar profundo.

El Dr. Borja Farré, jefe del Servicio de Psicología del Hospital Universitari Dexeus, aclara que los trastornos de ansiedad se categorizan en cuatro tipos principales: fobias simples, que son miedos intensos y desproporcionados a objetos o situaciones específicas, los trastornos de angustia, crisis de miedo intenso e inesperado, a menudo acompañadas de síntomas físicos, trastornos de ansiedad social, un miedo intenso a situaciones y el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), una preocupación excesiva y persistente por diversos aspectos de la vida.

Acerca del TAG, el experto explica que "se distingue fundamentalmente por el pavor a la preocupación, por el pavor a la incertidumbre, y marca absolutamente la conducta y el devenir de las personas que lo sufren". Añade que es más frecuente en mujeres, un patrón que también se repite en otras fobias.

El impacto en nuestro cuerpo y nuestra mente

Los trastornos de ansiedad comparten características comunes que afectan profundamente la vida del paciente. El Dr. Borja Farré subraya el "sufrimiento por la necesidad de control" y la "tendencia a la preocupación". Además, la ansiedad se manifiesta con una serie de síntomas físicos y psicofisiológicos que pueden ser muy alarmantes: "dolores físicos y psicofisiológicos, taquicardias, sudoraciones, temblores, dificultades para respirar".

Estos síntomas a menudo llevan a los pacientes a las urgencias hospitalarias, confundiendo la ansiedad con otras patologías más graves. El Dr. Jordi Robert, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitari Dexeus, lo confirma. "La consulta a urgencias de un paciente ansioso por dolor torácico es muy habitual. Son pacientes que consultan por un dolor que ellos explican como opresivo, como una losa que se irradia el brazo, que son los síntomas clásicos y habituales de un dolor torácico que conoce la mayor parte de la población", diu. Aunque pruebas como el electrocardiograma y las troponinas (marcadores de daño cardíaco) ayudan en urgencias, sus limitaciones hacen que el diagnóstico diferencial sea un desafío.

Pero la relación entre ansiedad y cuerpo va más allá de la mera imitación de síntomas. La Dra. Zamira Gómez, especialista en Cardiología del Instituto del Corazón Quirónsalud Dexeus, advierte que "una crisis de ansiedad nos puede determinar una cantidad de cascadas en el cuerpo que nos van a producir daño a nivel cardiovascular y no solamente cardiovascular, sino a nivel metabólico también, subiéndose el azúcar o modificando el perfil lipídico". De hecho, la Dra. Gómez enfatiza que "la ansiedad es un factor de riesgo predictor de un evento coronario". "¿Qué significa? Pues que nos puede dar un evento cardíaco fatal o no fatal, es decir, angina o infarto en pacientes que tienen las arterias coronarias con lesiones obstruidas", explica.

La influencia de la ansiedad no se limita al sistema cardiovascular

El Dr. Borja Farré destaca que la salud mental interfiere negativamente en procesos de distinta índole como por ejemplo procesos de tipo gastrointestinal, procesos cardiopáticos y procesos oncológicos.

En el ámbito digestivo, el Dr. Javier Nebreda, del Servicio de Aparato Digestivo y Endoscopia del Hospital Universitario Dexeus, observa que “hay un porcentaje muy importante de pacientes con trastornos funcionales digestivos como puede ser la dispepsia, la mala digestión, la digestión lenta, pesada o distensión abdominal". "Son consultas muy frecuentes y siempre o casi siempre en estas patologías existe este componente de ansiedad", indica.

Incluso en enfermedades orgánicas como la enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa), el estrés y la ansiedad influyen. "Se ha demostrado que provocan o desencadenan brotes de la enfermedad", afirma el doctor Nebreda. 

El camino hacia el bienestar

Ante la complejidad de los trastornos de ansiedad, el tratamiento debe ser multifacético. El Dr. Josep María Farré explica que "en los tratamientos de los trastornos de ansiedad es apropiado introducir los antidepresivos. Los utilizamos porque han demostrado mejorar la ansiedad y mejorar las crisis y luego esto debe asociarse, sin ninguna duda, con la terapia cognitiva conductual".

El Dr. Borja Farré detalla la importancia de la terapia cognitiva conductual (TCC). "Contiene elementos de psicoeducación en los que se educa al paciente sobre su propio trastorno para que lo comprenda desde parámetros científicos, para que le ayude a comprender de dónde ha salido su trastorno, cómo lo ha desarrollado y cómo lo mantiene y por qué le suceden esos síntomas desde el punto de vista físico", assenyala. La TCC también ayuda al paciente a "afrontar situaciones en las que, debido al trastorno de ansiedad, las está evitando o las está afrontando de forma disfuncional. Y se le ayuda a modificar los pensamientos que están manteniendo esa relación con el medio, se le ayuda a desdramatizar, a descatastrofizar, a ver las cosas de forma menos amenazante", indica.

Además de la terapia y la medicación, existen otras herramientas terapéuticas demostradas útiles. "La práctica deportiva regular es buena para la salud en general y también para los trastornos de ansiedad", señala el Dr. Borja Farré. También es muy importante tener en cuenta hábitos saludables esenciales: "ocuparse de los hábitos como son el dormir, ocuparse de dormir bien, ocuparse de comer bien y también ocuparse de tener un ocio de calidad".

El diagnóstico precoz, un gran reto

El Dr. Josep María Farré enfatiza una verdad universal en medicina: "en todas las enfermedades el diagnóstico precoz es esencial", aunque reconoce que muchos trastornos de ansiedad "empiezan en la adolescencia tardía, algunos incluso ya en la infancia" por lo que, muchas veces, realizar un diagnóstico precoz es difícil.

En ocasiones los primeros síntomas se asocian a emociones propias de la adolescencia y no se le da importancia, o se pospone la consulta al especialista demasiado. Sin embargo, reconocer los signos y buscar ayuda profesional a tiempo es fundamental para evitar que la ansiedad se cronifique y afecte gravemente la calidad de vida.

La ansiedad es una epidemia silenciosa, pero afortunadamente cada vez más visible. Con la comprensión adecuada, el apoyo profesional y la adopción de hábitos saludables, es posible manejarla y recuperar el control sobre la propia vida, transformándola de una losa opresiva a lo que siempre debió ser: una emoción